26 mar 2011

Lugares........Lago Titicaca


Conocimos a José en la isla de Amantani, situada en el corazón del Lago Titicaca, a ella llegamos desde Puno y tras visitar las islas flotantes de totora de los Uros.

Pasaríamos allí la noche hospedados en la casa de una de las familias que incrementan sus pequeñas rentas, dando albergue a los viajeros que hasta la isla llegan. Los ingresos son para toda la comunidad, por eso se van turnando en el oficio de ser improvisados hosteleros. Las casas son muy pobres, están configuradas con un pequeño patio central, tapia, dormitorio para la familia, otro para los visitantes ocasionales y la cocina, todo construido en adobe. Recuerdo que cuando llegamos el patriarca Justiniano nos enseño lleno de orgullo, una pequeña construcción separada de la casa, un pequeño aseo, nos dijo que eran de las pocos que lo tenían.

Vista de Puno y Lago Titicaca

Son personas amables,tímidas, curiosas y con un aire nostálgico, quizás resignación a su suerte yo diría, quizás por tener que vivir en un medio tan duro.Viven con lo que consiguen sacar de sus huertos, patatas, maíz, quinua y del ganado, sobre todo ovejas y algunas vacas. La isla tiene tendido eléctrico. pero por esas cosas incomprensibles no les llega la luz por el cable tendido desde Puno. Entre ellos hablan en quechua y a nosotros nos preguntaban en castellano, aunque les costaba recordarlo, sus preguntas eran tímidas y sencillas, si estábamos casados , si teníamos hijos, como de grande era nuestra casa o si teníamos huerto. Recuerdo sus caras de incredulidad ante nuestras respuestas. Fue inolvidable compartir su casa, su comida y su hospitalidad.

Simpática Niña Isla Taquile

La isla esta a más de 3800 mts. de altitud y mientras subíamos despacio al punto más alto de la isla para ver los restos de unos templos dedicados a la Pachamama y Pachatata, nos cruzamos con José, lo encontramos jadeante e intentando atrapar todo el aire que pudiera, le preguntamos que si estaba bien y nos dijo que hacia un par de semanas le había dado una angina de pecho pero que llevaba la pastilla y que subiría poco a poco, decidimos subir con él lentamente por si le pudiera ocurrir algún percance y también por que nosotros no somos unos súper atletas que digamos, y el soroche se hacia notar. José era peruano y se enorgullecía de hacer turismo en su país, era limeño y por las maneras y porte, de una familia bien situada.



Niños en barca de totora. Uros.

Tras pasar la noche con nuestras respectivas familias de acogida, llego la hora de partir para Puno. Antes visitamos la bella isla de Taquile, con sus caminos escarpados y sus gentes vestidas de forma tan original, jalonando el camino. Que bello rincón del planeta es el Lago Titicaca, la navegación se convierte en algo mágico. Llegamos de nuevo a Puno y quedamos con Jóse para cenar y seguir charlando de lo humano y de lo divino, fue una cena animada y deliciosa pues así es la comida Peruana, variada, sabrosa, picante, aún recuerdo el trozo de rocoto que me comí sin querer , pensé que me tenían que llevar al hospital más cercano.

Lo mejor estaba por llegar pues la suerte del viajero había puesto a Jóse en nuestro camino y esto tenia que ser por alguna razón. Nos propuso terminar la noche tomando un pisco sour y una algarrobina en el hotel Posada del Inca, un hotel de lujo situado en un meandro sobre el Lago Titicaca, a el pudimos acceder por que Jóse conocía al encargado. Fue casi místico estar en las tumbonas sobre el lago, con mi compañera a mi lado y con nuestro nuevo amigo bajo un manto de estrellas que parecía que podías tocar solo con alargar los brazos. El frió nos saco de nuestro estado y dio fin a una noche que no esperábamos y que fue para llevarla siempre con nosotros.

Nos despedimos de Jóse, pues al día siguiente el viajaba a la Paz y nosotros a Cusco, nos dijo que cuando llegásemos a Lima le avisáramos para vernos y enseñarnos su amada ciudad, así lo hicimos y volvimos a pasar un día lleno de sorpresas y lugares que nunca hubiéramos descubierto por nuestra cuenta, pero eso ..................... eso ya es otra historia.

21 mar 2011

Lugares.....Isfahán.

Siempre que viajas por el mundo hay lugares, situaciones o seres humanos que permanecen en tu memoria durante el resto de tu vida, casi siempre esos momentos que dejan huella suelen ser inesperados.

Nuestra llegada a Isfahán fue cómoda, como lo es viajar por Irán, las cosas funcionan. Superado quedaba ya el primer flash que nos llevamos al entrar a la estación de autobuses de Kerman y encontrar que todo, incluida la numeración estaba en farsi, pero la gente es amable, seria, altiva pero dispuesta a ayudar sin esperar nada a cambio.

Tras dejar nuestras mochilas en el hostal Amir Kabir, refugio de mochileros de todas las calañas y lugares del mundo, decidimos salir a visitar la ciudad creada por el Sha Abbás para uso y disfrute de sus habitantes. Por que Isfahán es como una mujer, acogedora, distante, sensual, prohibida........bella.

Nuestros primeros pasos por las calles de Isfahán fueron sin rumbo fijo, solo teníamos la intención de llegar a su corazón a su alma, la plaza del Imán.

Tras callejear y casi sin saber como, nos introducimos en el Bazar Bozorg o Imperial, este bazar se extiende a lo largo de cinco kilómetros. todos ellos subterráneos o cubiertos. Sabíamos que el bazar daba a la plaza del Imán pero ¿qué rumbo seguir?. La sensación era de paz, todos los comercios cerrados, de vez en cuando nos cruzábamos con algún lugareño, o con algunos niños jugando detrás de una pelota, era una sensación muy relajante, cubiertos del sol, con una luz tenue y cruzando con nuestros pasos los haces de luz que nacían de las claraboyas situadas en la bóvedas del techo.

La fortuna que de vez en cuando se alía con el viajero, nos hizo emerger de la luz tenue y relajante del bazar a la contemplación del sol brillando sobre el Palacio de Ali Qapu, con los ojos adaptándose a la nueva luz, nos situamos en medio del jardín con sus fuentes y piscinas, los niños chapoteaban en el agua, me pareció un oasis. de la plaza. Girando sobre nuestros pies sin movernos, admiramos la postal, al fondo la Mezquita del Imán, frente al Palacio de Ali Qapu la mezquita de Sheik Lofollah, todo era grandioso, brillante, armonioso, estábamos en paz.

El sol tornaba su brillo poco a poco y saliendo de nuestro estado de letargo, vimos como la plaza perdía luminosidad solar pero como las luces artificiales comenzaban a destacar minaretes, balcones y sobre todo como la plaza se llenaba de vida, familias que llegaban para tender sus mantas sobre el césped, charlar, compartir viandas y juegos con los niños, parejas que buscaban sitios con menos luz, taxistas, vendedores, busca vidas, etc pero todo era armonioso.

Quedaba poco para que el sol se perdiera tras los minaretes de la Mezquita del Imán, no podíamos perder la ocasión de rematar este día tan afortunado y subimos a un famoso café para desde su terraza y mientras tomas un té y fumas una pipa, poder admirar tan preciosa forma de despedir al rey astro.

En días posteriores Isfahán nos descubrió muchas mas cosas pero........... eso es otra historia.

Alberto