Y tras comer por la zona de la Sé, cogimos cerca de allí un autobús que nos llevaría directamente al Castelo.
El Castillo data de la época visigótica (siglo V), pero más tarde en el siglo IX los árabes lo ampliaron y luego fue reformado por el primer rey luso, siendo residencia real hasta el siglo XVI, después sirvió de prisión, y más tarde se abrió al público.
Entramos a ver el Castelo de Saó Jorge (5€), que tiene unas vistas de Lisboa increíbles. Pasear por él es muy agradable, viendo los viejos cañones, subir por sus murallas y torres, aunque dé un poco de vértigo...
Visitamos la Torre de Ulises, que es la torre más importante del Castillo y que es donde guardaban el Tesoro de los Reyes. Tiene dentro de la Torre un Periscopio. Entramos a ver el Periscopio, con la suerte que la visita era justo en español. Está muy bien y cuentan muchas cosas interesantes de Lisboa. Es una cámara oscura. que permite hacer "fotos" reales de toda la ciudad. Así vimos el Báixo, el Chiado, la Avenida Libertade que es la más larga de la ciudad, la Alfama, el puente 25 de Abril (fue cuando cayó la dictadura de Salazar) y el puente Vasco de Gama, que mide 17 metros y es el más largo de Europa.
Paseamos un rato por las callejuelas del barrio del Castelo, y desde ahí, hacemos una ruta por el barrio de la Alfama. Es el barrio más antiguo de Lisboa, construido por los árabes en el siglo XI y que aún conserva mucho de su encanto. A nosotros nos encantó! Nos recordó bastante al Albaycin de Granada, aunque éste está más deteriorado y vive gente más humilde.
Según salimos del Castelo, cogimos la rua Cháo da Feira hasta el patio Belmonte, siguiendo hacia la Iglesia de Santa Luzia, que tiene un mirador muy bonito a su lado. Seguimos hacia el Museo de Artes Decorativas, desde donde se ve el Monasterio de Sáo Vicente de Fora en lo alto y que ahora es de los militares.
Al lado de Santa Luzia, hay unas escaleras que nos llevan directamente al Alfama. Por callejuelas, casas blancas y placitas, llegamos hasta la iglesia de Sáo Miguel que reconstruida tras el terremoto. Esta zona tiene mucho encanto y está como anclada en el pasado, todo un lujo!
Por ahí, seguimos callejeando y subimos por las pintorescas Escadinhas de Santo Estevao. En este barrio hay muchos restaurantes de fado. Y bajando por la callejuela de Arco de Jesús, salimos de la Alfama y llegamos a la Casa dos Bicos.
Tras parar a tomar un café y sopesar un poco que hacer el resto de la tarde, decidimos coger el tranvía 28, que es de los antiguos y el favorito de los turistas, para subir hasta la Plaza de Luis Camoes entre el Chiado y el Barrio Alto.
Subimos por la Rua da Misericórdia, donde entramos en la tienda Carioca. Caímos en la tentación de comprar café de Timor y una cafetera muy original! Y seguimos subiendo la cuesta! Subiendo por la Rua de San Pedro de Alcántara, llegamos al mirador del mismo nombre y desde donde hay buenas vistas de Lisboa. Está en la zona alta del Barrio Alto, por ahí hay muchos sitios de copas y restaurantes... pero estábamos muy cansados por lo que decidimos bajar por la zona de Rossío.
Cogimos el Elevador da Gloria que está justo al lado, es un funicular antiguo y que baja por una calle súper empinada y que nos dejó en la plaza da Rossío, una chulada!
Tras una ligera cena, decidimos ir a la Plaza de Martím Moniz para coger el tranvía 28. Sale justo al lado de nuestro hotel, así que pensamos cogerlo y hacer todo el trayecto de ida y vuelta para ver Lisboa nocturna.
Creemos que hicimos bien en cogerlo a esas horas, porque apenas había tráfico ni gente. Está muy bien el recorrido que hace, por muchos sitios ya los habíamos pateado bastante, pero por otros no... vimos la Iglesia de Estela y el Convento de Sáo Bento que ahora es la sede de la Asamblea de la República. Y de regreso a la plaza de Martím Moniz, para descansar ya en el hotel... ha sido un día muy intenso
CONTINUARA