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8 abr 2009

Diario de nuestro Viaje a Rumania VII

Viene de la parte 1ª, parte 2ª, parte 3ª, parte 4ª, parte 5ª y parte 6ª.

DIA 12:
Desayunamos en el súper buffet del hotel, vaya desastre! no reponían si se acababa algo y la limpieza dejaba un poco que desear, pero bueno. Recogimos las cosas y dejamos atrás Suceava. Esta ciudad nos pareció un tanto desastre, todo como muy dejado y las casas muy poco cuidadas.

Nuestro primer destino del día era el Monasterio de Neamt. El paisaje hasta allí era sobre todo de tierras de cultivo, aunque el Monasterio en sí, si encontraba rodeado de bosques. Este Monasterio a diferencia del resto es de hombres. Está también amurallado, y la iglesia que no tiene frescos en el exterior, se halla en el centro. Lo que si parecía es que estaba como menos cuidado en los detalles y en el jardín, sería la mano femenina???

La iglesia parece más grande, aunque los frescos de dentro están muy ennegrecidos. No se ve nada! Lo que es en sí el Monasterio, parecía que lo estaban arreglando. Tienen un Museo donde exponen las máquinas y las maquetas con las que imprimían los libros, y es que en este Monasterio hubó una importante imprenta, la verdad es que nos gustó mucho este Museo.
Desde ahí, fuimos a ver el Monasterio de Agapia. Este es muy curioso, porque no es un convento como tal, sino un pueblecito de monjas donde tienen sus casitas y las monjas hacen todas las labores.

La iglesia es mucho más moderna y las pinturas ya no son al fresco. Estas monjas nos parecieron como mucho más alegres y felices. Tienen un Museo también con cosas religiosas, iconos y demás, y algunas fotos antiguas. Por lo visto, algunas monjas de aquí ayudaron como enfermeras en la Primera Guerra Mundial.
Antes de abandonar este Monasterio tan curioso, les compramos pan y un sorbete de limón hecho por ellas. Y así dijimos adiós a los Monasterios de Bucovina, nos encantaron!
Ahora iríamos hacia Bicaz, para ver las famosas "Gargantas de Bicaz", para ello desde Bicaz hay que coger la carretera que lleva hacia Gheorghieni. Por esta zona, había una súper fábrica cementera que nos dejó alucinados por sus dimensiones.

La carretera va justo al lado del río, por medo de los cortes de piedra, precioso! Ibamos buscando un sitio donde comer, encontramos una mesa justo al inicio de la Garganta, enfrente había puestos de souvenirs (según ponía en la guía que llevábamos, la mayoría de los turistas que vienen a Rumania es ahí donde compran los recuerdos).

Así que ahí nos hicimos unos bocatas con el pan de las monjitas, cascaval y pavo que habíamos comprado y de postre el sorbete de limón... muy rico todo y con unas vistas de lujo! Echamos un vistazo a los puestos donde compramos alguna cosilla para la familia, y a mirar el paisaje, es espectacular el corte y la altura de las montañas!
A lo largo de toda la carretera había más puestos de recuerdos. Este paisaje es increíble... Llegamos al Lacul Rosu, que es un lago originado por un dique natural al derrumbarse un monte. De sus aguas de color rojo, salen troncos fosilizados de pinos y había patos. Se pusó a llover, así que corriendo para el coche y a buscar un sitio donde dormir.

Fuimos hasta Gheorghesi que es el pueblo más grande (es bilingüe con el húngaro), pero se confirmo nuestra teoría de que las pensiuneas más chulas están en las afueras de los pueblos. Así que volvimos para atrás, que un poco antes de llegar al pueblo habíamos visto una pensiunea que tenía muy buena pinta, la Pensiunea Cabaña Anda Mendekhaz. Era preciosa, está hecha con muy buen gusto y teníamos hasta ducha de hidromasaje en la habitación!

Aprovechamos para descansar y relajarnos el resto de la tarde. Y cenamos en el restaurante del hotel. Alberto comió carne guisada con patatas fritas y María pollo relleno de queso cascaval, y de postre tortitas con mermelada. Todo muy bueno. Lo que nos chocó mucho en general en todos los establecimientos rumanos, es que tenían como muy delimitadas las tareas cada uno y de ahí no se salían (si uno se ocupa de la bebida, sólo hace eso, aunque luego esté de brazos cruzados y haya gente esperando...), nos parece que si eso les guste o no, tendrán que cambiarlo...

Y a la cama donde descansamos estupendamente.


DIA 13:
Qué bien dormimos! Aunque nos levantamos un poco antes para usar la ducha hidromasaje y relajarnos del todo. Y súper relajados y ya desayunados, dejamos esa pensiunea tan chula.

Ese día íbamos en dirección a Brasov, y pasamos por un montón de pueblecitos y alguna que otra ciudad importante. En esa zona, el campo es más de parcelas un poco más grandes, aunque también estaba muy cuidado, y las casas eran ya de tipo sajón.

La impresión que nos llevamos es que lo mejor de Rumania es el campo, no sólo porque tiene mucho, sino porque es lo que mejor cuidado tenían, y los pueblos parecen más cuidados y mejores que en general las ciudades...


Nuestra primera parada fue en Prejmer que tiene una fortaleza campesina, Patrimonio de la Unesco. Por las pintas, ese pueblo tuvó que ser más o menos rico, y contaba con mucho terreno para poder plantar buenas cosechas.

La fortaleza es muy interesante de visitar. Es la más importante de Transilvania y es de los siglos XIII - XVI. Primero se hizó la iglesia amuralladas por los Caballeros Teutónicos y después con los siglos, se fueron creando hasta 300 celdas construidas en varios pisos en los muros y comunicadas por escaleras de madera, para dar cabida a las familias en los períodos de asedio o desastres naturales.

Nos gustó muchísimo, aunque las tablas no daban mucha seguridad que digamos, y había muy poca información en inglés, pero bueno, nunca pensamos ver un sitio así tan antiguo y tan propio de las películas...

Desde ahí fuimos hacia Brasov, donde comimos en un McDonald´s (a veces se necesita comer cosas más conocidas...), vaya calor que hacía!
Casualidades del destino o no... ese día que no lo mirábamos, dimos con la Ciudadela de Brasov! Fuimos a echar un vistazo, como para encontrarla, está medio escondida entre los árboles y bastante alta, aunque al final no entramos porque no nos decía mucho por fuera.

Decidimos buscar donde dormir en Poiana Brasov, que al ser un sitio turístico de esquí habría más. Echamos un vistazo, y al final nos decidimos por la Pensiunea Orizont. La habitación era amplia y confortable, y nos pareció que éramos los únicos huéspedes. Del calor que hacía, nos echamos una merecida siesta, y después tras vaguear y leer un rato, nos preparamos para bajar a Brasov a cenar.

Cenamos unas pizzas en la Pizzería Roma donde ya habíamos estado, en la calle de las terrazas. Ese día parecía que había menos gente por la calle. Tras cenar, fuimos a otra terraza de las de en plan sofá a tomarnos algo, unos cócteles que estabán buenísimos y muy baratos. Y de regreso a nuestra pensiunea a dormir...

DIA 14:
Nos levantamos temprano como todos los demás días, en parte porque al no tener persianas es imposible dormir más... Dejamos atrás la Pensiunea, y en la carretera de Brasov a Bucarest, paramos en un Carrefour a comprar el desayuno y desayunar (nos hicimos fans de un batido de chocolate que vendían que estaba buenísimo!).

Sinaia no está muy lejos de Brasov y nos pillaba muy bien de camino a Bucarest, así que decidimos parar allí para visitarla. El paisaje era muy bonito, son los Cárpatos, en concreto el Valle de Prahava a los pies de los Montes Bucegi. Es una estación balneario, en la que no faltan hoteles, casinos, balnearios, restuarantes, casas de alquiler, remontes para subir a la cima (2000m) y con el Castillo de Peles y el Monasterio, que le dan un toque de distinción a la ciudad. Si bien algunos edificios y tiendas tienen un aspecto algo trasnochado y desfasado.

Nos hicimos un pequeño lío para llegar al Castillo, pero llegamos al final. Nos tocó pagar 10 leis por dejar el coche en el parking, lo que nos pareció un poco timo porque hasta arriba nos quedaba aún una buena caminata. La subida al Castillo está bonita, a un lado el río y el bosque, al otro todo muy frondoso, y por el camino gente vendiendo frambuesas que tenían muy buena pinta.

Hicimos un par de fotos del Castillo desde abajo, precioso! Es como un mega chalet de lujo con torre con reloj y balcones de madera preciosos.

Subimos para entrar a visitarlo, y en el último tramo hay una casa muy bonita estilo alemán, con balcones de madera muy bien tallados. Nos parecieron muy cucas unas falsas ventanas de madera que tiene talladas dos personas que parecen estar asomándose.

La entrada al Palacio, está decorada con figuras, anforas y fuentes que adornan un pequeño jardín, así como la figura de Carol I quien lo mandó construir en 1883. Compramos la entrada, 15 lei en la taquilla que está situada en un patio interior del castillo muy bonito, con pinturas de cazería de osos y soldados. Los balcones son de madera tallada impresionantes.




Para entrar a visitarlo, fue un poco desastre. La puerta está cerrada y te dicen que tienes que llamar, salió una señora informándonos de cuando salia el siguiente grupo con guía en inglés, esperamos en la puerta porque todo el mundo se intenta colar... pero al final nos metieron a un montón de gente al tiempo que salían los que estaban dentro... sin palabras! Para visitarlo te hacen ponerte unas pantuflas.

El hall de entrada es precioso, una escalera te lleva hasta el hall que tiene una altura de 16m, está decorado de forma preciosa con figuras de madera, pinturas y todo embellecido con muchos detalles de madera tallada y los bustos del rey y la reina en alabastro. También hay una escalera de caracol tallada toda ella increíble. Después, pasamos por diversas salas: sala de armas, un biblioteca con puerta secreta incluida, la sala de música de la reina, la sala de trabajo del rey, el salón para banquetes, una sala decorada al estilo árabe y otra más pequeña al estilo otomano con tapices y cojines.

Terminamos la visita y dimos un paseo por los jardínes y por las casas de recreo que hay cerca del palacio. Visitamos por fuera el Palacio Pelosois que es más pequeño y era la residencia de verano del hijo de Carol I. Dimos una vuelta por los puestos de regalos que había, y a por el coche para ir al centro del pueblo a comer.

Tras la comida, buscamos una pensiunea para dormir. Y después de mirar un rato, optamos por la Casa Felix. Se notaba ya el cansancio acumulado del viaje, por lo que nos echamos una buena siesta y después nos fuimos a visitar el Monasterio. El Monasterio es del año 1695, fundado por Mihal Contacuzino a la vuelta de un viaje por Tierra Santa, su construcción puede que por eso se asemeje a Santa Catalina de Sinaí.

Dimos una vuelta por la montaña, y después bajamos al centro para estirar un poco las piernas, pero estaba preparándose una tormenta buena por lo que entramos en un restaurante a cenar. Como pasaban de nosotros y encima la limpieza dejaba bastante que desear, nos fuimos a otro que aunque tampoco era gran cosa, las pizzas que nos pedimos se dejaban comer.... Y a la pensiunea a descansar.

DIA 15:

Desayumos en la habitación y tras pagar nos fuimos. Ese día nuestro destino era Bucarest, y nos pillo un buen atasco cerca de Ploiesti pero al tener toda la carretera en obras era lógico. Ploiesti es una ciudad totalmente industrial (tiene hasta petróleo) y está ya muy cerca de la capital del país.

En lugar de ir por la carretera principal, fuimos por una secundaria para parar a ver Mogosoaia que tiene un Palacio. Lo tenían todo fatal indicado, pero como somos bastante cabezotas, al final lo encontramos. El Palacio está al lado de un lago y en medio de un parque, donde había un montón de gente de picnic. Lo cierto es que el Palacio no es muy especial que digamos, aunque parecía que lo estaban restaurando. Al lado hay una antigua cocina que debía ser enorme y una casa para invitados.

Detrás del muro, dejadas de mala manera, había unas estatuas de Lenin y de un dirigente rumano que eran enormes! Y tras pasear un rato por el parque, de nuevo al coche hacia Bucarest.

Como era pronto, fuimos a un centro comercial a hacer tiempo y a comer. Era enorme, con Ikea, Carrefour, y mil cosas más... Echamos un vistazo a las tiendas comparando precios y después nos decidimos por un fast food libanés, donde nos comimos una especie de dönner kebap pero un poco más raro, aunque estaba muy bueno. Y tras un café, nos fuimos para el hotel Denisa.

Ese día el barrio del hotel nos pareció mejor y más cambiado, cómo cambió nuestras perspectiva desde el otro día! Aprovechamos a descansar un rato en el hotel, y a media tarde nos fuimos para el centro de Bucarest a cenar, fuimos directos al "Caru´cu bere".

Ese día nos dieron una mesa arriba, en una sala de dentro. Es increíble que hayan conservado ese local de hace tantos años! Nos pedimos para cenar, Alberto un filete de pollo y María unas mititei, todo ello acompañado de patatas asadas con bacon y de postre como era de preveer unos papanasi! Lo mejor de Rumania ;-)

Y con tan buena despedida, volvimos para el hotel. Donde antes de dormir dejamos ya todo recogido, y a dormir, nuestra última noche en este bello país...

DIA 16:

Nos levantamos a las 5.30h y tras recoger todo y pagar, nos fuimos para el aeropuerto. No tardamos nada en llegar, dejamos el coche de alquiler en el parking que nos habían dicho y para adentro.

Y así, tras tomar un café embarcamos con rumbo a Madrid, donde llegamos según lo previsto y si ningún incidente...

7 abr 2009

Diario de nuestro Viaje a Rumania VI

DIA 10:
Dormimos genial, y tras desayunar lo que habíamos comprado en la habitación, estábamos listos para pagar e irnos, pero la señora "risitas" se empeñó en que nos tomaramos café y nos fue imposible negarnos ante tanta amabilidad. Nos hizó sentarnos en una especie de porche que tenían en el jardín, y allí nos llevó café tipo turco y leche en polvo, pero de más que nos lo ofreció.
Y así empezamos nuestra ruta, volviendo hacia atrás para ver la iglesia de madera de Rozavlea que el día anterior sólo vimos de pasada. Estaba cerrada, aunque por fuera nos pareció que estaba un poco descuidada.
Desde ahí, volvimos hacia Sieu con intención de ir hacia Ieud que es el pueblo que remarcaba la guía. Pero de camino, vimos que en Sieu había también una iglesia de madera, así que paramos a verla. En la puerta había varios señores que nos sonrieron y uno por gestos nos indicó que pasaramos. Estaba cerrada y era más pequeñita, pero para nuestra grata sorpresa, llegó una niña con las llaves para enseñárnosla acompañada de un señor... la amabilidad de estas gentes es increíble! El señor era un encanto y como puede medio rumano y por gestos, nos explicó que ellos son cristianos. Por dentro conserva alguna pintura y lo que más nos gustó es que la adornaban con telas de colorines.


Cuando íbamos hacia Ieud, vimos un cartel que Patrimonio de la Unesco que señalaba hacia Poienile Izei que tiene también otra iglesia de madera, y para allá fuimos. Está en lo alto de una colina y es de las más antiguas. Estaba cerrada, pero cuando volvíamos al coche, llegó el señor que la enseña, qué bonita! Tiene aún pinturas por dentro más o menos conservadas. El señor nos dijó que tenía un hijo trabajando en España, era muy hablador y muy agradable. Cuando ya nos íbamos llegaron otros españoles a verlo también.



El paisaje es precioso, con sus montoncitos de heno, sus campos tan bien cuidados y la gente trabajando en ellos, llenando hasta arriba los carros de caballos... precioso!


Desde ahí ya sí que fuimos hacia Ieud que tiene otra iglesia de madera muy importante. Está callejeando por el pueblo, es chiquitita y estaba cerrada, así que echamos un vistazo sólo por fuera. Y en ruta hacia Bogdan Voda que es ya un pueblo más grande y que tiene otra iglesia de madera del siglo XVIII, y es de madera de pino y para variar también estaba cerrada. Este pueblo se llama así porque Bogdan Voda fue un importante príncipe moldavo que nació allí.

Y camino de Salistea de Sus, continuando hacia Borsa, camino ya de Bucovina nuestro siguiente objetivo!







De Borsa a Ciocanesti, los paisajes son increíbles. Nada más salir de Borsa hay un puerto de montaña, y ya todo son montañas llenas de pinos y un río salvaje, más que en Rumania nos sentíamos como si estuviéramos en Cánada, alucinante! Eso sí, la carretera dejaba un poco que desear pero bueno, no teníamos ninguna prisa y así admiramos más tanta belleza natural.






Paramos a comer en un claro al lado del río cerca de la carretera. Nos hicimos unos bocatas con lo que habíamos comprado y súper contentos, es genial poder disfrutar de algo así en un sitio tan salvaje y real como ese... Y de nuevo a la carretera.

En el valle ya hay más casas y pueblos. Las casas ya no tienen nada que ver con las de Maramures, son como más elegantes y con las fachadas pintadas. Lo más chulo son los pozos de agua, cuyo tejado es tipo medio oriental.

Seguimos hasta Vama donde teníamos reservada la habitación para tres noches en "Casa Bocca". Cuando llegamos, nos mosqueó que no vieramos ningún cartel con el nombre cuando todas las pensiuneas están fenomenalmente señalizadas... Seguimos las instrucciones que nos habían dado por internet, y entramos al lado del hotel Medievo, como no vimos nada, preguntamos a un señor y nos dijo que era la casa del lado... que mala espina porque las fotos no tenían nada que ver con las de internet... Nos enseñaron donde dormiríamos y era de lo más cutre todo... qué broma era aquella? Nos sentimos totalmente estafados porque encima nos hicieron abonar dinero antes por transferencia bancaria... Estamos seguros de que eran unos estafadores totales, qué vergüenza! Sirva esta crítica para que nadie más vaya allí, qué ladrones!!!

Nos fuimos de allí, y fuimos hacia Gura Humorului en busca de donde dormir. Esta es una ciudad más importante, aunque por las pintas era totalmente industrial. Vimos el Hotel Sumeria que estaba a la entrada y que parecía que no estaba mal y nos quedamos allí a pasar la noche, no era gran cosa, pero estaba limpio y era cómodo.

Salimos a dar una vuelta y a estirar un poco las piernas, pero esa ciudad no había nada que ver. Compramos algo para desayunar y luego fuimos a un restaurante llamado Moldovia a cenar. Nos pedimos cascaval empanado (muy rico) y una especie de carne guisada, estaba todo bastante bueno. Y de postre nuestros adorados papanasi!

Y a dormir que estábamos muertos...


DIA 11:

Nos levantamos, desayunamos en la habitación lo que habíamos comprado, y tras tomarnos un café en la cafetería y pagar, nos pusimos en marcha que nos esperaban los Monasterios de Bucovina.

Al primero que fuimos es al Monasterio de Humor, no tardamos nada porque está al lado de Gura Humorului. Se nota que ahí hay más turistas porque había bastantes puestos de souvenirs en la entrada (algo muy raro en todo nuestro viaje).

El Monasterio de Humor está amurallado, con la iglesia en el centro, y es preciosa! Está pintada al fresco por dentro y por fuera, lo único que lo del exterior no está demasiado bien conservado, de hecho de la cara norte no queda nada. Lo que más nos chocó de este monasterio, es que en la parte de atrás tiene una pintura que representa la derrota de Constantinopla donde han plasmado a los turcos de forma espléndida con sus ropajes. Por dentro, está dividido en tres salas. La primera narra historias de santos y los modos de morir de los mártires, luego hay una sala pequeña con la tumba del fundador y por último la grande que la estaban restaurando.





Y de nuevo al coche, a ver el Monasterio de Voronet. Este Monasterio tiene los frescos de fuera mejor conservados, aunque de la fachada norte no queda todo. La historia dice que fue construido por Esteban el Grande en tres meses y tres semanas, por una promesa por la ayuda prestada por un eremita.

Lo que más impresiona es el muro oeste donde está representado el Juicio Final. Este Monasterio tiene el fondo de un color azul único, que ha pasado a estar catalogado como "azul Voronet". En el fresco del Juicio Final, está representado cómo los malos son cogidos por los demonios. Los pecadores están representados sobre todo como otomanos y persas de cara malvada.

Las pinturas de dentro habían sido restauradas hace poco, es increíble, no sabíamos ni dónde mirar! Lo que nos resultó muy curioso es que en la sala intermedia, donde están las tumbas es donde más miraba la gente, en lugar de las pinturas... En la parte principal, en la parte de al lado de la puerta de acceso, representan a la familia del príncipe que mandó construir el Monasterio, el cual entrega a Cristo (esto siempre es más o menos parecido en todos estos monasterios).

Fuera del Monasterio también había puestos de souvenirs, donde aprovechamos a comprar cosillas para la familia. Y en marcha hacia el de Moldovita. Este está ya un poco más lejos de los otros, pero no se tarda mucho. También es Patrimonio de la Humanidad como los otros, está amurallado y conserva casi todas las pinturas exteriores.

La fachada del Monasterio de Moldovita no está abierta del todo, sino que parece como que tuviera ventanas, lo que hace que no puedas apreciar tan bien las pinturas pero bueno. Este Monasterio fue fundado por Petru Rares, hijo de Esteban el Grande. Tiene más o menos las mismas representaciones en los frescos que los anteriores. En Moldovita, las monjas tiene un museo con iconos y objetos litúrgicos antiguos.
Gracias a la guía que llevábamos, nos enteramos que los temas que se suelen representar en las Iglesias Ortodoxas son: la Deesis, los Concilios de Nicea y Constantinopla (los únicos que ellos reconocen), el Martirologio de los cristianos griegos, el Himno Acatisto a la Virgen (por haber librado a Constantinopla de los ávaros), y en Rumania dan mucha importancia en concreto a San Jorge y San Demetrio, por ser ambos guerreros, y es que en este país se luchó mucho contra los turcos y era una forma de empatizar con los fieles.
En las fachadas de estos Monasterios se suele representar:
- muro sur (da más el sol): el árbol de Jesé o ascendencia de Cristo.

- en el ábside, la oración universal donde todos están mirando a Dios.

- en el pórtico, el Juicio Final.

- muro norte, Escala de las Virtudes.

Y desde ahí, fuimos hacia el Monasterio de Sucevita por una carretera de montaña con un paisaje precioso. Era como ir por dentro del pinar y de repente salir para ver en medio, el impotente y sobrio Monasterio de Sucevita. Lo que nos sorprendió, es que para ser uno de los más importantes apenas había mucha gente
Está todo rodeado por una muralla, con la iglesia en el centro. Gracias a la muralla y estar rodeado por montañas, se conservan casi todos los frescos, es impresionante! Se llama "la joya verde" por el entorno natural en el que se encuentra.

El muro oeste no tiene pinturas, dicen que un trabajador murió allí y lo dejaron vacío por ser de mal agüero. En éste, lo que más nos chocó fue en el muro norte la representación de la Escalera de las Virtudes que narra la creencia popular del primer juicio tras la muerte. Por dentro, estaba mejor conservado también que los otros.

Antes de irnos, vimos el Museo donde hay tapices de la época de Esteban el Grande bordados en oro y plata, y con perlas. También tienen libros antiguos y unos iconos pequeñitos en marfil que son una verdadera filigrana. Eso sí, las monjas nos parecieron súper secas...
Se nos echó un poco la hora encima, así que nos pusimos a buscar un sitio donde comer porque en las tiendas de cerca no tenían nada para hacernos un bocadillo. Al poco de pasar el Monasterio de Sucevita, vimos una pensiunea que también era restaurante y decidimos parar allí. Se llamaba Fagilor y fue todo un acierto! Nos pedimos una tortilla de queso cascaval, una ensalada de atún, unas mititeis y cartofis y todo riquísimo! Lo mejor el postre, unos papanasi con sirope de cholocate... buenísimos!!!

Y con las pilas recargadas, de nuevo en marcha. Camino de la Iglesia de Arbore que también es Patrimonio de la Unesco. Ahí si que no iba casi nadie! Si bien, a nosotros fue de lo que más nos gustó! Es sólo la Iglesia, nunca fue monasterio, y la lástima es que está bastante mal conservada. Allí prevalece el verde y las figuras parece que están en movimiento y tienen más detalles los vestidos y son como más dulces. Había una señora que es la que lo cuidaba y era muy maja. Tenía un hijo en Madrid y aprovechó a practicar su español con nosotros. Nos explicó cosas de la Iglesia, como que el pintor estudió en Florencia, por eso los frescos parecen más italianos que rumanos. Quien mandó construirla fue un general de Esteban el Grande y su tumba es de estilo gótico, y es una de las más importantes de Rumania. También nos explicó que las letras eran eslava, por eso no entendíamos nada. Y tras despedirnos de la amable guía, de nuevo en ruta.

Con rumbo hacia la Iglesia de Patrauti que también está protegida por la Unesco. Es una Iglesia muy chiquitita y nada turística. Sólo conserva frescos en el muro de entrada. Cuando llegamos estaba cerrada, pero cuando ya nos íbamos llegó el pope con las llaves para enseñárnosla, muy majo y con un inglés perfecto! Nos lo explicó todo fenomenal.

En el exterior apenas quedan frescos, sólo en la entrada y son escenas del Juicio Final. Por lo que nos explicó el sacerdote, estaban cubiertas hasta hace unos años, cuando al ir a arreglar la fachada descubrieron los frescos. Por dentro, estaba bastante estropeada, aunque la estaban restaurando. Tiene muchos santos mártires y medio soldados, pero como nos explicó el sacerdote es lógico, ya que era una forma de animar a los fieles en las luchas que tenían en esa época contra los turcos.

También nos explicó que las iglesias ortodoxas de esa época, estaban divididas en tres salas porque la más cerca de la puerta, era para los que aún no creían para que pudieran ir acercándose a la religión. La del medio sería para los fieles y la última dividida por el iconostasio, que es lo más sagrado y donde sólo pueden acceder los sacerdotes (y los padrinos en los bautizos). La puerta central del iconostasio, es franqueada sólo por el Patriarca o el Rey. Nos comentó, que en esa época era muy normal representar "La Verónica" porque al final y al cabo, fue el primer icono de la historia.

Nos indicó que visitáramos la torre de enfrente que era el campanario, abajo tenían lápidas y cruces antiguas. Nosotros creíamos que ya habíamos visto todo, pero no, nos quedaba el Museo que lo ha hecho él y muestra como era la casa de una cura a principios del siglo XIX, lo cierto es que es muy chulo! Nos explicó que el cirílico, es una escritura creada por dos monjes que usaron más o menos el griego pero dando cabida a los sonidos eslavos. Fue el idioma que se úso durante muchos años, hasta que se pasó al latín que era más cercano a la gente. Y tras charlar con él un rato e intercambiar opiniones, nos despedimos de este pope tan majo.

De ahí fuimos hacia el Monasterio de Dragormina que no está muy lejos. Está a los pies de un lago, en un sitio realmente bonito. Este Monasterio tiene también muralla y la iglesia es muy diferente. Es mucho más alta y esbelta, es de piedra y ni tiene frescos en el exterior. Lo que sí que tiene como rodeándola es una especie de cordón de piedra que simboliza a la Santísima Trinidad, y unos platos decorativos encima. Lo que fue una pena es que estaban restaurando el exterior de la torre.

Por dentro también es muy diferente, las pinturas parecen como más barrocas y es como más actual todo. El iconostasio es precioso pero también parece más moderno. Estaban en misa, nos dió la sensación de que en los ritos ortodoxos están casi todo el tiempo cantando y que son muy largas las ceremonias.

Y ya desde Dragormina nos fuimos hacia Suceava, que es la capital de la región. Por lo que vimos, nos pareció una ciudad totalmente industrial, muy mal cuidada. Aprovechamos a comprar algo para cenar y desayunar, estábamos agotados! Así que nos pusimos a buscar un hotel, aunque no nos pareció que hubiese muchos por las pintas (el cansancio también influía...).

Vimos carteles que señalaban el Hotel Continental y para allá fuimos. Por fuera no tenía muy mala pinta, pero por dentro nos pareció del antiguo régimen. Nos dijeron que tenía una doble de 2º Categoría (aún existe eso?), nos la enseñaron y madre de Dios! Había que ir en un ascensor que apenas cerraba, y el servicio de la habitación era totamente de película... Así que cogimos una de 1º Clase, que aunque era también bastante justa, por lo menos el servicio estaba mejor. Pero bueno, fue toda una experiencia ver un hotel soviético por dentro...

Y tras cenar y relajarnos un poco, a dormir que el día fue muy intenso...

CONTINUARA...

4 abr 2009

Diario de nuestro viaje a Rumania V


DIA 8:
Nos levantamos en medio del silencio, aunque con bastante luz. Salimos de Sighisoara camino de la región de Maramures para visitar sus iglesias de madera, admirar sus magníficos paisajes y disfrutar de sus gentes que aún conservan un folklore muy rico. Habíamos decidido la tarde anterior, hacer una parada a mitad de camino y visitar Cluj-Napoca que nos pareció el sitio más interesante.
De Sighisoara a Targu Mures, la carretera nos llevó por preciosos paisajes de media montaña, con pueblos de estilo sajón a los lados de la carretera. El camino desde Targu Mures Cluj-Napoca es más cómodo, ya que la carretera tenía menos curvas y se podía ir más rápido. Pasamos por algunos pueblos que estaban muy deprimidos, muchos de ellos porque en otra época tenían grandes fábricas de hierro, acero o minerales, y en esos momentos las fábricas estaban cerrradas... lo que les daba un cierto aire fantasmal a los pueblos, entre las fábricas abandonadas y las casas de los trabajadores depauperadas.
En la zona ya cercana a Cluj-Napoca, se nota que van cambiando las casas, y es que ahí la influencia es magiar (húngara), por lo que las casas tienen como un doble tejado y no son tan palaciegas como la de los ricos comerciantes sajones que se veían por Brasov.
Ya en Cluj-Napoca, entramos directos hasta el centro de la ciudad. Es un ciudad grande de 350.000 hab. pero su centro tenía una cadencia de pequeña ciudad de provincias. Dejamos el coche en la Plaza Central, junto al lateral del monumento más importante, la Iglesia de San Miguel que es de estilo gótico y tiene una torre impresionante de 80m (la más alta de Rumania).
La Plaza Unirii está rodeada de bellos edificios renacentistas. Entramos en la Iglesia de San Miguel pero estaban celebrando una boda, por lo que no pudimos observarla con mucho detalle. Junto a la Iglesia hay una estatua ecuestre de Matías Corvino, rey de Hungría que nació en esta ciudad y en la que hay una amplia comunidad húngara.
Paseamos por una amplia avenida de bonitos edificios modernistas, hasta la Plaza Avran Iancu, donde está la Catedral Ortodoxa y una estatua de este señor. Bajamos por unas calles, para visitar la Iglesia Reformarda y el Bastión de los Tejedores, el mejor conservado de los que tenía la antigua ciudad amurallada. Paseamos también por una calle que nos llevó a la Iglesia Franciscana y a la casa natal de matías Corvino.
Como no veíamos nada que nos motivase para comer, decidimos coger el coche y salir a las afueras, donde encontramos un mega centro comercial. Nos resultó muy chocante ver este centro comercial súper lujoso en un país en el que, a nuestro humilde juicio, aún quedan muchas cosas por hacer... pero bueno, así es el mundo capitalista y de la globalización, para bien o para mal. Como buenos "globalizados", nos apetecía una pizza, así que comimos en el Pizza Hut y ya con la tripa llena seguimos ruta hacia Maramures.

La carretera fue buena hasta Baia Mare, y desde allí ya estábamos cerca de Baia Sprie que era donde estaba nuestro hotel. Nos preocupamos un poco, porque pasamos de largo la ciudad y no había ninguna señalización del hotel... seguimos la carretera y nos metimos en pleno monte, donde ya encontramos un cartel que nos llevó hasta el Complex Torist Savior, que está en medio de la montaña entre árboles. La entrada era muy bonita con una puerta tallada de madera típica de la zona de Maramures. Hay pistas de tenis y un pequeño remonte para esquiar.

Como no nos pareció tan espectacular para el precio elevado que tenía, cambiamos lo previsto y decidimos pasar sólo una noche. El alojamiento son tres bloques de pisos. A nosotros nos dieron una habitación en la tercera planta, vaya suplicio para subir las maletas (la escalera era medio de caracol!). La verdad, es que nos desencantó bastante el sitio que debía ser de la época comunista... aunque el rebote más grande nos lo llevamos al ir a ducharnos y ver que no salía agua caliente! Lo peor fue al llamar a recepción y ver que pasaban un poco de nosotros, por lo que tuvimos medio que amenazar con que o lo arreglaban o nos íbamos de inmediato de allí... al final llegó el agua... no os recomendamos este sitio para nada!

Una vez conseguimos ducharnos y se nos pasó el mosqueo, fuimos a investigar las instalaciones. Había un restaurante con terraza, así que nos sentamos allí relajadamente y cenamos (un cordón blue para Alberto y na especie de revuelto de panceta, huevo, maíz y patata para María), lo mejor fue el postre, unos papanasis que estaban muy muy ricos! Y de ahí a dormir y descansar un poco...


DIA 9:
Dormimos bastante bien, se notaba que allí no había nada de ruido. Dejamos las cosas ya en el coche y nos fuimos a desayunar. El desayuno era tipo buffet, lo que más gracia nos hizó fue que en lugar de zumo, nos pusieron fanta! El desayuno era bastante abundante. Tras pagar, nos pusimos en marcha para conocer la región de Maramures.


Así que desde Baia Mare cogimos la carretera hacia Surdesti. El campo es precioso, con sus montañas y sus colinas verdes, con los montoncitos de heno tan bien colocados y las tierras tan cuidadas, muy cuco.

La iglesia de madera de Surdesti es Patrimonio de la Unesco, es del siglo XVIII y el pináculo es el más alto de Maramures (74m). Según ibamos llegando, vimos que había gente que iba como camino de la iglesia, lógico era domingo y había misa! Si podéis, ir a esta zona en domingo, es increíble!

Lo que se notaba, es que la gente era como antiguamente, vestidos de domingo y súper creyentes. Delante de la iglesia hay un cementerio, algo común en todas las iglesias de madera. Delante, tienen como un pórtico que solía estar pintado, aunque en la mayoría de las iglesias no se conserva nada. Otra característica común, es que tienen como una tira de metal que baja del campanario hasta el suelo, un pararrayos quizás?

Esperamos un rato, porque empezó la misa, ahí son católicos pero uniatas que no sabemos muy bien lo que es... para más información sobre estas creencias, pincha aquí.

Desde allí, vimos un letrero que señalaba otra iglesia Patrimonio de la Unesco, así que para allá que nos fuimos. Está en Plopis, es más pequeñita, del siglo XVIII y lo que se notaba es que ese pueblo es aún más rural y cerrado. Estaban en misa, y como es tan pequeña, había unas señoras oyéndola sentadas en el porche. Esta iglesia, tiene el interior dividido en tres: la parte de la puerta es donde están las mujeres, la del medio los hombres y luego lo que está reservado para el sacerdote. Lo curioso es que la tienen adornada con paños como en una casa. Eso sí, la gente era súper amable.

Y de nuevo en ruta, hacia Budesti. Para ello, pasamos por el Puerto de Cavnic que tiene unos paisajes alucinantes, con el valle de Mare y las montañas, precioso! Lo que resultaba genial, es que había gente haciendo picnic y tomando el sol por todos lados. Lo que nos pareció curioso, es que había una iglesia de madera en medio de la nada, como si la hubiesen dejado allí al azar...

Llegamos a Budesti, que tiene otra iglesia de madera del siglo XVII y Patrimonio de la Unesco. Este pueblo tiene mucho encanto, porque conserva un montón de casas de madera y puertas de entrada tradicionales.

Cuando estábamos mirando la iglesia que estaba cerrada, vimos pasar por la calle a señoras vestidas con la falda tradicional y el pañuelo en la cabeza. Genial! Estaban saliendo de misa e iban vestidos de domingo. Las señoras llevan falda un pelín más arriba de la rodilla, pañuelo en la cabeza y camisas como de ganchillo. Las chicas iban parecidas, pero con tonos más alegres y con unos taconazos muy altos. Y los hombres con un sombrerito de paja, camisas de ganchillo y algunos chalecos como de pelo. Una suerte que fuese domingo!

Después de admirar los trajes, nos fuimos a Ocna Sugatag que tiene otra iglesia de madera. Había un montón de gente en la carretera y era porque estaban en una mega piscina que hay en el pueblo.

Desde ahí, fuimos a Sapanta que está muy cerca de Ucrania. Para ir hasta allí, pasamos por Sighetu Marmatiei que es la ciudad grande de la zona. Lo que nos extraño, es que por las pintas no había carretera que comunicará con Ucrania, y por el mapa había dos pasos como aquel que dice en toda Rumania para Ucrania, curioso.

Por fin llegamos a Sapanta, que es donde está el Cementerio Alegre. En parte es culpa de este lugar, el que fueramos a Rumania, pues sus fotos fue lo primero que despertó nuestra curiosidad.

Este cementerio es turístico, aunque apenas había gente. Se llama Cementerio Alegre, porque después de la Segunda Guerra Mundial un artesano del pueblo empezó a hacer las cruces de las lápidas en azul y con dibujos alusivos al muerto o a su muerte, así como epitafios curiosos. Después han seguido con la tradición. Lo malo es que no entendíamos nada de lo que ponía, pero bueno.

Antes de ver el cementerio, habíamos visto un sitio que ponía restaurante, así que fuimos para allá a ver si nos daban algo de comer. Nos comimos una ensalada de repollo y unos filetes de pollo con patatas fitas, y para beber probamos la cerveza Timisoara. Todo muy rico y súper casero.

De nuevo en ruta. Paramos en Sighetu Marmatiei a comprar algo para cenar. No vimos nada para dormir que nos gustase, así que decidimos seguir. Paramos en Tisa a ver su pequeña iglesia de madera y de ahí a Barsana que tiene otra iglesia en lo alto y un monasterio.

A la iglesia no fuimos porque no estábamos seguros de cómo se iba, y fuimos directos al Monasterio. Está precioso, es más moderno, pero tiene mucho encanto con todos sus edificios de madera y al estar todo como en un inmenso jardín. Resultaba curioso ver a la gente con sus trajes típicos paseando por allí, y charlando con los popes y las monjitas.

De ahí seguimos como hacia Rozavlea, en busca de donde dormir. Preguntamos en una pensiunea de allí pero nada. En Sieu vimos una pensiunea que no estaba mal. La señora era muy graciosa y no paraba de sonreír. Nos enseñó todas las habitaciones para que eligieramos, y el baño era compartido. Y felices, pues había televisión en nuestra habitación para ver la final de la Eurocopa entre España y Alemania....

Y felices tras la victoria y por estar en un sitio tan precioso, a dormir con las persianas súper caseras pero eficaces que tenía esta pensiunea...
CONTINUARA...

3 abr 2009

Diario de nuestro Viaje a Rumania IV


DIA 6:
La verdad es que ese día agradecimos muchísimo que no hubiese ventanas en la habitación porque así conseguimos dormir mucho mejor... Desayunamos en la habitación los bollos y el zumo que habíamos comprado, y salimos camino de Bran donde se halla el Castillo llamado de Drácula, aunque es mentira pues Vlad Tepes nunca vivió allí...
De camino pasamos por Rasnov que tiene en lo alto una ciudadela medieval, aunque algún lumbreras ha puesto el nombre del pueblo al lado en plan Hollywood y queda fatal pero bueno.
Esa zona se nota que es mucho más turística, estaban construyendo muchísimo! Lo cierto, es que es preciosa con sus montañas y todo verde. Bran con el tema de Drácula es de los sitios más visitados de Rumania (y desde nuestra opinión muy injustamente). El Castillo está en plena piedra en una pequeña montaña, es bonito, pero nos pega más de Drácula el de Hunedoara la verdad.

Dejamos el coche en el parking y nos fuimos al Castillo, la entrada está plagada de souvenirs. A la entrad hay un Museo también de casas como el de Bucarest. Hay que subir unas escaleras, pero al estar rodeadas de árboles hacía muy fresquito y la subida fue bastante placentera. Sacamos la entrada y para adentro.
Este castillo fue construido en el siglo XIII por un caballero Teutónico, después fue usado como punto de control de la ruta comercial y hasta 1920 no fue usado como residencia, es decir, sólo se usó como vivienda por los reyes rumanos tras haber sido siempre lugar para guardiciones, nada de Drácula por ningún sitio!

Según entramos, lo primero que vimos fue la Sala de la Guarnición, donde estaba la guardia del castillo. Después se pasa por varias estancias donde muestran objetos y muebles antiguos, aunque lo que más miedo da son las caras de la princesa de las fotos de principios del siglo XX...

Desde una sala, subimos por una escalera secreta hasta la sala de músca, anda que no tenía escondrijos y recovecos el castillo! La sala de música es muy bonita, con sus muebles antiguos, su piel de oso... tenía que hacer mucho frío allí porque tenían muchísimas estufas de cerámica. Luego están las habitaciones de la reina, el príncipe y el rey (vaya cama) y más salones de diferentes ambientes.
Por último, salimos al patio donde hay un foso y desde donde se ven los mil recovecos que guarda este castillo. Hay una gran puerta de madera, tras la cual estaba el ascensor que el rey rumano mandó poner.

Y sin ver ni un vampiro, bajamos. Echamos un vistazo por los puestecillos, que eran un poco raros, mezcla de souvenirs con cosas de todo a cien, pero bueno hicimos algunas compras para la familia. Y con el coche, intentamos tener una visión más completa del castillo y ya de regreso para Brasov.
Intentamos ver la ciudadela de Rasnov, pero el camino no era muy bueno ni estaba muy bien indicado, así que al final nada. Para volver a Brasov, volvimos por Poiana Brasov que es una de las estaciones de esquí más importantes de Rumania. El paisaje es una pasada, rodeados por árboles altísimos. Cuando llegamos a Poiana Brasov, nos sorprendió la infraestructura hotelera, precioso todo!

Bajando hay unas vistas geniales de Brasov, vista así desde arriba, resulta mucho más sencillo imaginar como debió ser estar ciudad en el medievo. Tratamos de ir a la Ciudadela de Brasov, pero al final lo dejamos por imposible porque no la encontrábamos... Aparcamos al lado de la pensiunea y nos fuimos directos para el centro para conocer mejor esta bonita ciudad.

Echamos un nuevo vistazo a la Piata Sfatului, y entramos a ver la Iglesia Ortodoxa que sigue el modelo de la iglesia ortodoxa griega de Viena.

De ahí fuimos a ver la Iglesia Negra que se llama así porque ese fue su color tras un incendio. Es totalmente alemana, tiene un órgano impresionante con el que dan conciertos, y lo más curioso es que tenía repartidas por la iglesia 119 alfombras orientales antiguas. En unos laterales hay fotos antiguas y de la restauración tras el incendio.

Y desde allí, nos fuimos directos para la Plaza principal donde nos metimos en un KFC a comer, y ya con el estómago lleno y un calor de narices, seguimos visitando la ciudad. Decidimos tratar de hacer la ruta de las torres bastiones y trozos de la muralla que siguen en pie, muy recomendable este paseo! Un tramo es como por el bosque, muy fresquitos y con unas vistas de la ciudad preciosas. Salimos al lado del Parque Central, e intentamos de nuevo de ver la Ciudadela, pero no hubó manera! Y ya con todo más o menos visto, nos fuimos para la pensiunea que hacía muchísimo calor!

Aprovechamos para descansar y relajarnos un poco, y después nos fuimos de nuevo para el centro. Paseamos un rato por las calles peatonales del centro, hay unas casas preciosas. Y no es de extrañar porque en el siglo XVI era la ciudad más grande de Transilvania y el primer foco cultural. Además fue una ciudad sajona, de hecho en el centro sólo podían vivir los sajones, los rumanos vivían fuera de la muralla!

Ese día habíamos pensado cenar en un sitio más chulo, y fuimos al "Cerbul carpatin" (ciervo de los Cárpatos9 que está en la Piata Sfatuliu, pero un desastre! El servicio dejaba bastante que desear y la comida fue bastante justa, qué mala suerte!

De ahí nos fuimos a la calle de las terrazas, buscando un sitio donde ver el partido de fútbol de la Eurocopa, y es que eran las semifinales de España contra Rusia, algo que no se ve todos los días. Estaba casi todo ocupado o reservado, menos mal que al final encontramos una mesa libre. Y súper contentos tras ganar 3-0! Así nos fuimos para la pensiunea a descansar y soñar con la final contra Alemania...


DIA 7:

Dormimos genial y tras recoger nuestros bartulos, desayunar y pagar la Pensiunea, decimos adiós a Brasov para ponernos de nuevo en ruta. Nuestros pasos iban en dirección a Sighisoara que es una ciudad que cuenta con un casco antiguo amurallado que es Patrimonio de la Unesco, allí fue donde nació el famoso Vlad Tepes.

El camino no se nos hizó largo, el paisaje es bonito y los pueblos por los que pasamos parecían alemanes. Cuando llegamos antes de nada, miramos donde dormir. Habíamos reservado en el albergue pero entrar en la Ciudadela con coche era muy difícil porque estaban arreglando todas las calles... así que decidimos buscar otro sitio. Vimos una Pensiunea de paso que se llamaba Julia y que era muy nueva, el señor muy amable nos enseñó las habitaciones y allí nos quedamos. Dejamos las cosas y a visitar la ciudad!

Aparcamos el coche al lado de la Ciudadela, al lado del parking que hay de la oficina de turismo. Qué pasada! La "Turnul cu Ceas" o Torre del Concejo es preciosa. Es la torre del reloj y el símbolo de la ciudad. Es de 1676 y tiene 64m de alto y está rematada por 4 torrecillas. Después se le añadió el carrillón, así como los ladrillos esmaltados de la torre.

Subimos por las escaleras hacia la Torre, que también es ua de las puertas que dan acceso a esta ciudad amurallada. Lo que nos sorprendió para mal, fue ver el estado como de abandono de los edificios y el mal estado de las calles que supuestamente estaban reparando... si estuviera un poco más cuidado, sería la pera!


La Torre del Reloj acoge hoy el Museo de Historia. Justo al lado está la Basílica Manastirei que es también de estilo sajón y muestra alfombras orientales (será algo normal en Transilvania?). Enfrente de la iglesia está la casa donde vivió Vlad Dracul durante unos años, y donde nació su hijo Vlad Tepes. Hoy en día es un bar-restaurante.


Desde ahí fuimos a ver la Piata Cetatii que es la principal y está rodeada de edificios barrocos y renacentistas, el más famoso es el conocido como "Casa del Ciervo".

Y callejeando llegamos hasta la Biserica romana-católica, construida para la comunidad húngara y que tiene justo al lado una torre, la llamada Turnul Cizmarilor. De ahí fuimos hacia la Scara Scolii. De paso vimos el albergue que tiene un restaurante que nos atrajó. La Scara Scolii es una escalera de madera cubierta con 177 escalones, que sube a la parte más alta, donde había una escuela (asi no se mojaban cuando iban al cole) y la Biserica din Deal que es evangelista y tiene al lado el cementerio de los sajones. Y de nuevo para la escalera, justo cuando se ponía a llover... así que probamos su eficacia de no mojarnos...


Fuimos a comer al Youth Hostel donde nos arriesgamos y pedimos cosas típicas cosas de la zona (sin saber muy bien lo que eran...). Alberto pidió sopa de ternera y sármale (rollitos de col rellenos de carne) y María pollo con paprika y patatas. Lo cierto es que todo estuvó muy bueno. Y de postre café y tortitas con chocolate. Recomendable el sitio.

Y desde allí, fuimos a ver el Ayuntamiento de estilo neoclásico francés y que está al lado de la Biserica Manastirei. Nos sentamos un rato en su jardín y decidimos pasear viendo la muralla con las torres y bastiones que conserva, pero el camino no estaba nada bien cuidado así que tras ver las dos torres más relevantes lo dejamos.

Buscamos un supermercado para comprar algo ligero para cenar y desayunar en la pensiunea y antes de irnos para allá, nos tomamos un café tranquilamente en una terraza. Esa tarde la dedicamos a relajarnos y tomarnos un poco de relax, cosa rara en nosotros...

CONTINUARA...

2 abr 2009

Diario de nuestro viaje a Rumania III

Seguimos con nuestro relato del Viaje a Rumania en el verano de 2008, viene de 1º Parte y 2º Parte.


DIA 4:
Qué manía tiene esta gente de no poner persianas ni cortinas oscuras.... a las 7h ya es totalmente de día, así era imposible dormir hasta más tarde! Pero bueno, habíamos dormido bastante bien y tras recoger todo y pagar a la señora, ya estábamos de nuevo en ruta.

Ese día queríamos ir a Sarmizegetusa - Densus - Hunedoara - Sebes - Calnic - Sibiu. Lo malo es que cuando íbamos camino de Tárgu Jiu, al ir a parar cerca de la carretera para desayunar a la sombra, pinchamos una rueda con un hierro que había en el suelo, vaya desastre! Alberto tuvó que cambiar la rueda, mientras pensábamos que nos íbamos quedar tirados en medio de la nada... encima para colmo, la rueda de repuesto era de las que sólo valen para hacer unos cuantos kilómetros, vaya gracia...

Pero bueno, al llegar a Tárgu Jiu, vimos un sitio de ruedas, preguntamos y no hubó problemas, nos la cambiaron en el momento por un precio muy muy económico y tras unas horas de incertidumbre, pudimos volver a disfrutar del paisaje y de nuestro viaje.

Decidimos no visitar Sarmizegetusa ni Densus por el tiempo perdido, así que desde Tárgu Jiu fuimos a Petrosani. Tanto Tárgu Jiu como Petrosani, se nota que fueron ciudades industriales potentes, pero las fábricas cerraron y ya no volvió la economía a la ciudad, porque vaya ruina... Para llegar a Petrosani, hay que ir por carreteras montañosas y al lado del río, el paisaje es precioso, pero entre las obras que había y la carretera en sí, tardamos mucho.

De ahí, fuimos a Hunedoara, la periferia fue toda una sorpresa, y es que hay una comunidad romaní muy importante y se han hecho unas casas impresionantes, con uos tejados de chapa en plan palacio oriental de lo más curioso, digno de ver.

El motivo de visitar esta ciudades su castillo. La tuvimos que atravesar, se nota que era una ciudad industrial y que se ha ido al traste, pero sólo por el Castillo merce más que la pena! Se llama Castelul Corbenestilor, y realmente parece de película de miedo! Eso sí, se notaba que no había nada de turismo porque estaba muy mal indicado. Estaban reparando el puente de acceso, por lo que para entrar nos tuvimos que meter medio entre la maleza, un desastre sobre todo porque es precioso.
Por dentro está vacío, entre un incendio y demás, no conserva gran cosa, pero si lo restaurarán bien, sería precioso y espectacular... mucho más bonito y tétrico que el de Bran.



Tras recorrerlo entero, como se nos había hecho un poco tarde, decidimos quedarnos a comer en el restaurante que hay al lado del castillo. No tenían carta, así que la señora como veía que no nos entendíamos, nos saco unas salchichas, filetes de pollo y mititei (salchichas pero de carne picada), para ver que queríamos. Decidimos tomar unas mititei con cartofi (patatas) y unas cervezas, todo muy rico y casero 100%.


Y de vuelta al coche, ahora hasta Sebes, ciudad de pasado sajón, donde parece que estés más en Centroeuropa que en Rumania. Queríamos ver la Iglesia Evangélica, que es de las más importantes de Transilvania, pero estaba ya cerrada! La echamos un vistazo por fuera, y vaya calor que hacía!Nuestra última parada antes de llegar a Sibiu, era Calnic que es un pueblecito que tiene una iglesia fortificada, patrimonio de la Humanidad. El pueblo en sí, resulta curioso porque es una calle circular con las casas pegadas, de modo que el círculo de dentro, serían los patios de las casas.

La Iglesia está como a un lado, por las pintas, el señor que la enseña vivie al lado, y cuando nos vió fue presto a enseñárnosla. Más que una iglesia es una fortaleza, y es que la iglesia románica está rodeada por una muralla triple. Es un lugar con mucho encanto y muy bien conservado. Además de ver la iglesia, que no tiene mucho, subimos a una de las Torres de Vigía y luego visitamos la torre central que la tienen muy bien conservada como museo, con cosas tradicionales y antiguas.

Y ya hacia Sibiu. Esta ciudad es mucho más grande de lo que creíamos. Seguimos por la carretera en dirección Bucarest, en búsqueda de nuestra Pensiunea Edelweis, que está fuera de Sibiu pero es muy nueva y estaba muy bien. Dejamos allí las cosas, y nos fuimos para el centro para visitar un poco la ciudad. Es un poco desastre, casi no señalan donde está el centro, pero al final lo encontramos. Aparcamos el coche cerca de la Basílica ortodoxa y nos encaminamos a buscar la plaza famosa.

Esta ciudad parece alemana! Se notaba también que el año anterior, fue la Capital Cultural Europea porque lo más cercano a la Piata Mare, está muy cuidada. La Piata Mare es preciosa, con sus casitas en tono pastel, sus terrazas, la Casa Haller y la Iglesia Católica. Además en el centro, han puesto chorros de agua que suben y bajan, lo que la da mucho encanto y mucha diversión para los más peques que se refrescan con ellos.










Al lado está la calle peatonal, llamada Strada Nicolae Balcescu, que tiene un montón de terrazas y edificios preciosos. Nos sentamos en una terraza a cenar, una especie de donner kebap, lo mejor es ver pasar a la gente que parece que estuvieran un poco desfilando... muy curioso.

Y de ahí a la pensiunea a descansar y relajarnos hasta el día siguiente...

DIA 5:
Nos levantamos pronto, no quedaba otro remedio ya que en este país no se lleva lo de poner persianas y a las 5.30h ya entraba un sol radiante por la ventana, pero bueno. Tras ducharnos, bajamos a desayunar: embutido, huevos cocidos, pan, mermelada, mantequilla y café con leche. Y después de pagar nos marchamos para visitar Sibiu a fondo, si bien el día anterior ya nos habíamos situado un poco y nos habíamos hecho una idea de cómo era la ciudad.
Dejamos el coche bien aparcado, y subimos por una calle hacia el centro, encontrándonos un edificio impresionante, el Altes Rathaus, que fue el antiguo Ayuntamiento y que ahora es el Museo de Historia, tiene un patio precioso. En el lateral de este edificio unas escaleras, nos conducen a la parte baja de la ciudad. Aquí las casas son más bajas y los tejados tienen las tejas muy marrones, algunas casas parecen que en los tejados tengan ojos porque tienen unas ventanas muy pequeñitas. Ahí se nota claramente que Sibiu es una ciudad de origen sajón, en alemán se llama Hwermannstadt.

Subimos hacia la parte alta y llegamos a la Piata Mica o Plaza Pequeña, dominada por la Torre del Consejo (1588) y por edificios del siglo XV y XVI, y por un imponente edificio, la casa Hermes.

Pasamos bajo la torre y salimos a la Piata Mare (Plaza Mayor) que es el corazón de la ciudad, rodeada de palacios y tejados a dos aguas. En el lado derecho, la Iglesia romano-católica. En el centro, tiene una fuente que nos llamó mucho la atención con sus chorros de agua que salen del suelo y que eran la delicia de pequeños y mayores.

En la cercana Plaza Huet, visitamos la Iglesia Evangélica de estilo gótico, lo malo es que la estaban restaurando por dentro y no pudimos ver el impotente órgano, ni los laterales de la nave, pero bueno admiramos un fresco que hay en el coro (La Crucifixión del siglo XV).

Paseamos por las calles, para visitar la Iglesia Ortodoxa, ahí nos sentamos un rato para ver los ritos que hacía la gente y que a nosotros nos resultan muy curiosos e interesantes. Desde allí, paseamos por las calles de la zona baja y entramos a ver una iglesia que nos parecía un poco en ruinas. Entramos y el párroco, nos explicó que la estaban arreglando poco a poco y que antiguamente era evangélica pero que ahora es ortodoxa, también nos cantó para que pudieramos admirar la buena acústica del recinto, un encanto el hombre! Esta iglesia estaba pegada a un asilo o centro de ayuda.

Volvimos hacia la Plaza Mayor, donde nos tomamos un tiempo de relax en un terraza mientras nos tomábamos un refresco. Nos lo pasamos genial, viendo a los peques jugar en la fuente.... menudo se lo pasaban!Y de ahí fuimos a ver el tramo de la muralla que aún se mantiene, hay dos torres también, la de los Carpinteros y la de los Arcabuceros. Tras la muralla, está el foso, ahora transformado en un parque. Siguiendo la calle, llegamos a la Plaza Unirii, de donde parte la Calle Nicolae Balascu, peatonal y con edifcios palaciegos que acogen tiendas y restaurantes. Esta calle estaba llena de terrazas, de hecho ahí fue donde cenamos la noche anterior.

Sibiu nos pareció una ciudad muy homogénea, cuidada y limpia, muy recomendable de visitar!

Decidimos ir a por el coche, y comimos en un McDonald´s cercano. Y así dejamos Sibiu para ponernos rumbo a Sibiel. Sibiel es un pueblo muy bucólico al que en la época de Ceausescu traían a los turistas, para que vieran lo bien que se vivía en el campo rumano. Es un pueblecito e origen sajón, con casas muy bonitas y un paisaje idílico!

Desde allí, volvimos a Sibiu en dirección a Brasov, nuestro siguiente destino. La distancia no es mucha, pero toda la carretera estaba en obras y cada dos por tres nos tocaba parar, pero al final llegamos en unas dos horas, el paisaje era precioso.

Nos resultó muy fácil encontrar la Pensiunea Italiana que teníamos reservada, ya que está en la calle que lleva al centro y que también estaba en obras. La anfitriona ya nos estaba esperando y nos dio una habitación súper amplia y sin ventanas (genial, dormimos fenomenal por fin!).

Dejamos allí nuestras cosas y nos fuimos a dar una vuelta para situarnos y cenar algo tranquilamente. La impresión que nos dió Brasov es que es una ciudad más comercial, con más ajetreo que Sibiu y menos cuidada. Tiene también muchos edificios tipo palacetes de antiguos comerciantes muy bonitos. La ciudad está a los pies de unos elevados montes.

Llegamos hasta la Plaza Statului (Plaza del Consejo), que es una amplia plaza cerrada al tráfico, y la principal postal que se ve de Brasov. En el centro, se alza la Casa Statului citada por primera vez en 1420! Tiene una imponente torre con reloj, una fuente muy original y al fondo se ve la Iglesia Negra. Llegamos hasta su puerta, pero ya estaba cerrada así que la veríamos al día siguiente. Bajamos por una calle peatonal que sale de la Plaza, la calle Republicii, todo el centro de la calle está lleno de terrazas muy chics y con unos sofás enormes. Alucinamos un poco, porque la gente iba como muy arreglada, parecía que fuese fin de semana... Llegamos hasta el final de la calle, hay edificios realmente bonitos, aunque con tanta terraza casi ni se aprecian y la gran mayoría necesitaban una restauración urgente.

Decidimos sentarnos en una terraza y cenar, nos sentamos en la Pizzería Roma a comernos unas pizzas que estaban muy buenas, mientras veíamos el ir y venir de la gente. Y de ahí a la Pensiunea que el día fue agotador y necesitábamos descansar y relajarnos un poco...

CONTINUARA...