Cuando íbamos hacia Ieud, vimos un cartel que Patrimonio de la Unesco que señalaba hacia Poienile Izei que tiene también otra iglesia de madera, y para allá fuimos. Está en lo alto de una colina y es de las más antiguas. Estaba cerrada, pero cuando volvíamos al coche, llegó el señor que la enseña, qué bonita! Tiene aún pinturas por dentro más o menos conservadas. El señor nos dijó que tenía un hijo trabajando en España, era muy hablador y muy agradable. Cuando ya nos íbamos llegaron otros españoles a verlo también.
Desde ahí ya sí que fuimos hacia Ieud que tiene otra iglesia de madera muy importante. Está callejeando por el pueblo, es chiquitita y estaba cerrada, así que echamos un vistazo sólo por fuera. Y en ruta hacia Bogdan Voda que es ya un pueblo más grande y que tiene otra iglesia de madera del siglo XVIII, y es de madera de pino y para variar también estaba cerrada. Este pueblo se llama así porque Bogdan Voda fue un importante príncipe moldavo que nació allí.
Y camino de Salistea de Sus, continuando hacia Borsa, camino ya de Bucovina nuestro siguiente objetivo!
De Borsa a Ciocanesti, los paisajes son increíbles. Nada más salir de Borsa hay un puerto de montaña, y ya todo son montañas llenas de pinos y un río salvaje, más que en Rumania nos sentíamos como si estuviéramos en Cánada, alucinante! Eso sí, la carretera dejaba un poco que desear pero bueno, no teníamos ninguna prisa y así admiramos más tanta belleza natural.
En el valle ya hay más casas y pueblos. Las casas ya no tienen nada que ver con las de Maramures, son como más elegantes y con las fachadas pintadas. Lo más chulo son los pozos de agua, cuyo tejado es tipo medio oriental.
El Monasterio de Humor está amurallado, con la iglesia en el centro, y es preciosa! Está pintada al fresco por dentro y por fuera, lo único que lo del exterior no está demasiado bien conservado, de hecho de la cara norte no queda nada. Lo que más nos chocó de este monasterio, es que en la parte de atrás tiene una pintura que representa la derrota de Constantinopla donde han plasmado a los turcos de forma espléndida con sus ropajes. Por dentro, está dividido en tres salas. La primera narra historias de santos y los modos de morir de los mártires, luego hay una sala pequeña con la tumba del fundador y por último la grande que la estaban restaurando.
Lo que más impresiona es el muro oeste donde está representado el Juicio Final. Este Monasterio tiene el fondo de un color azul único, que ha pasado a estar catalogado como "azul Voronet". En el fresco del Juicio Final, está representado cómo los malos son cogidos por los demonios. Los pecadores están representados sobre todo como otomanos y persas de cara malvada.
Las pinturas de dentro habían sido restauradas hace poco, es increíble, no sabíamos ni dónde mirar! Lo que nos resultó muy curioso es que en la sala intermedia, donde están las tumbas es donde más miraba la gente, en lugar de las pinturas... En la parte principal, en la parte de al lado de la puerta de acceso, representan a la familia del príncipe que mandó construir el Monasterio, el cual entrega a Cristo (esto siempre es más o menos parecido en todos estos monasterios).
La fachada del Monasterio de Moldovita no está abierta del todo, sino que parece como que tuviera ventanas, lo que hace que no puedas apreciar tan bien las pinturas pero bueno. Este Monasterio fue fundado por Petru Rares, hijo de Esteban el Grande. Tiene más o menos las mismas representaciones en los frescos que los anteriores. En Moldovita, las monjas tiene un museo con iconos y objetos litúrgicos antiguos.
- en el ábside, la oración universal donde todos están mirando a Dios.
- en el pórtico, el Juicio Final.
Y desde ahí, fuimos hacia el Monasterio de Sucevita por una carretera de montaña con un paisaje precioso. Era como ir por dentro del pinar y de repente salir para ver en medio, el impotente y sobrio Monasterio de Sucevita. Lo que nos sorprendió, es que para ser uno de los más importantes apenas había mucha gente
Está todo rodeado por una muralla, con la iglesia en el centro. Gracias a la muralla y estar rodeado por montañas, se conservan casi todos los frescos, es impresionante! Se llama "la joya verde" por el entorno natural en el que se encuentra.
El muro oeste no tiene pinturas, dicen que un trabajador murió allí y lo dejaron vacío por ser de mal agüero. En éste, lo que más nos chocó fue en el muro norte la representación de la Escalera de las Virtudes que narra la creencia popular del primer juicio tras la muerte. Por dentro, estaba mejor conservado también que los otros.
Y con las pilas recargadas, de nuevo en marcha. Camino de la Iglesia de Arbore que también es Patrimonio de la Unesco. Ahí si que no iba casi nadie! Si bien, a nosotros fue de lo que más nos gustó! Es sólo la Iglesia, nunca fue monasterio, y la lástima es que está bastante mal conservada. Allí prevalece el verde y las figuras parece que están en movimiento y tienen más detalles los vestidos y son como más dulces. Había una señora que es la que lo cuidaba y era muy maja. Tenía un hijo en Madrid y aprovechó a practicar su español con nosotros. Nos explicó cosas de la Iglesia, como que el pintor estudió en Florencia, por eso los frescos parecen más italianos que rumanos. Quien mandó construirla fue un general de Esteban el Grande y su tumba es de estilo gótico, y es una de las más importantes de Rumania. También nos explicó que las letras eran eslava, por eso no entendíamos nada. Y tras despedirnos de la amable guía, de nuevo en ruta.
Con rumbo hacia la Iglesia de Patrauti que también está protegida por la Unesco. Es una Iglesia muy chiquitita y nada turística. Sólo conserva frescos en el muro de entrada. Cuando llegamos estaba cerrada, pero cuando ya nos íbamos llegó el pope con las llaves para enseñárnosla, muy majo y con un inglés perfecto! Nos lo explicó todo fenomenal.
En el exterior apenas quedan frescos, sólo en la entrada y son escenas del Juicio Final. Por lo que nos explicó el sacerdote, estaban cubiertas hasta hace unos años, cuando al ir a arreglar la fachada descubrieron los frescos. Por dentro, estaba bastante estropeada, aunque la estaban restaurando. Tiene muchos santos mártires y medio soldados, pero como nos explicó el sacerdote es lógico, ya que era una forma de animar a los fieles en las luchas que tenían en esa época contra los turcos.
También nos explicó que las iglesias ortodoxas de esa época, estaban divididas en tres salas porque la más cerca de la puerta, era para los que aún no creían para que pudieran ir acercándose a la religión. La del medio sería para los fieles y la última dividida por el iconostasio, que es lo más sagrado y donde sólo pueden acceder los sacerdotes (y los padrinos en los bautizos). La puerta central del iconostasio, es franqueada sólo por el Patriarca o el Rey. Nos comentó, que en esa época era muy normal representar "La Verónica" porque al final y al cabo, fue el primer icono de la historia.
Nos indicó que visitáramos la torre de enfrente que era el campanario, abajo tenían lápidas y cruces antiguas. Nosotros creíamos que ya habíamos visto todo, pero no, nos quedaba el Museo que lo ha hecho él y muestra como era la casa de una cura a principios del siglo XIX, lo cierto es que es muy chulo! Nos explicó que el cirílico, es una escritura creada por dos monjes que usaron más o menos el griego pero dando cabida a los sonidos eslavos. Fue el idioma que se úso durante muchos años, hasta que se pasó al latín que era más cercano a la gente. Y tras charlar con él un rato e intercambiar opiniones, nos despedimos de este pope tan majo.
De ahí fuimos hacia el Monasterio de Dragormina que no está muy lejos. Está a los pies de un lago, en un sitio realmente bonito. Este Monasterio tiene también muralla y la iglesia es muy diferente. Es mucho más alta y esbelta, es de piedra y ni tiene frescos en el exterior. Lo que sí que tiene como rodeándola es una especie de cordón de piedra que simboliza a la Santísima Trinidad, y unos platos decorativos encima. Lo que fue una pena es que estaban restaurando el exterior de la torre.
Por dentro también es muy diferente, las pinturas parecen como más barrocas y es como más actual todo. El iconostasio es precioso pero también parece más moderno. Estaban en misa, nos dió la sensación de que en los ritos ortodoxos están casi todo el tiempo cantando y que son muy largas las ceremonias.
Y ya desde Dragormina nos fuimos hacia Suceava, que es la capital de la región. Por lo que vimos, nos pareció una ciudad totalmente industrial, muy mal cuidada. Aprovechamos a comprar algo para cenar y desayunar, estábamos agotados! Así que nos pusimos a buscar un hotel, aunque no nos pareció que hubiese muchos por las pintas (el cansancio también influía...).
Vimos carteles que señalaban el Hotel Continental y para allá fuimos. Por fuera no tenía muy mala pinta, pero por dentro nos pareció del antiguo régimen. Nos dijeron que tenía una doble de 2º Categoría (aún existe eso?), nos la enseñaron y madre de Dios! Había que ir en un ascensor que apenas cerraba, y el servicio de la habitación era totamente de película... Así que cogimos una de 1º Clase, que aunque era también bastante justa, por lo menos el servicio estaba mejor. Pero bueno, fue toda una experiencia ver un hotel soviético por dentro...
Y tras cenar y relajarnos un poco, a dormir que el día fue muy intenso...
CONTINUARA...
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