8 sept 2010

Escapada a Asturias

El otoño pasado, decidimos que en lugar de irnos más lejos, necesitábamos cogernos unos días para descansar, desconectar de todo y estar juntos. La situación por la que pasábamos hacía que no estuviésemos para grandes viajes, sino para cosas más sencillas, más tranquilas y relajadas. Así que optamos por pasar unos días conociendo algo más Asturias, perdidos de la mano de Dios en medio de su flamante naturaleza y hacer un cambio radical de aires...

Aunque para muchos Asturias es sobre todo los Lagos de Covadonga, Oviedo y Gijón, nosotros preferíamos conocer esa Asturias quizás más desconocida y auténtica, cercana ya a Galicia, la zona de los Oscos... he aquí nuestro diario de esos días...

DIA 1:

Debido a que uno de nosotros no había estado en los Lagos de Covadonga (María) y a que queríamos pedirle algo muy especial a la "Santina", decidimos que antes de ir para donde teníamos pensado, pasaríamos dos días por la zona de Covadonga. Para ello, cogimos el coche en dirección Santander, aprovechando la reciente inagurada autovía que por fin une Santander con Valladolid... un viaje estupendo, sin apenas tráfico, por lo que llegamos en nada a Cantabria, bonita provincia!
Nuestra primera parada fue en Pesués (Cantabria), donde paramos en el restaurante que hay justo en la glorieta que sales de la autovía, una parada técnica para un café, ir al servicio y donde aprovechamos a comprar unos fabulosos sobaos de mantequilla... tendremos que volver aunque sólo sea para comprar otros!

Desde allí, fuimos ya por carretera nacional hacia la Playa de Andrín, lugar donde Alberto siempre había soñado volver, lo cual es más que normal... es increíble! Es una pequeña playa de esas con las que todos soñamos para nosotros solos.
Una vez que pasas el pueblo, tienes que coger un camino para llegar. Por las pintas, en temporada alta se tiene que poner hasta los topes, pero cuando nosotros fuimos, pudimos aparcar sin problemas en el parking y tener la suerte de que no hubiese mucha gente. Desde el parking, hay que bajar un camino y después pasar como por unas piedras para llegar a la playa, lo comentamos porque para gente con problemas de movilidad, no es nada accesible... Además dependiendo de la pleamar y la bajamar, hay más o menos playa. Nosotros prometimos volver...

Y desde allí, sobre las 14h nos fuimos para Puertas de Vidiago, al restaurante que nos habían recomendado. Se llama "Casa Poli", no reservan y van dando mesa según llegas. Nosotros la verdad es que tuvimos suerte y no nos tocó esperar mucho, pero por las pintas cuando haya mucha gente, es mejor estar allí cuando abren (13.30h) y coger mesa los primeros. Es una casona rehabilitada con un gran patio donde te puedes tomar algo antes de comer. Nosotros nos pedimos para compartir: tortos con picadillo y huevo, chorizo a la sidra, croquetas de cabrales, de segundo Alberto cogió entrecot al cabrales y María escalopines con cabrales, y de postre los dos tarta de queso... buenísimo todo y muy barato (por 42€ todo)! Un sitio muy recomendable y donde esperamos volver a saborear su rica comida...

Con la tripa llena, fuimos a ver el ídolo de Peña Tú que se encuentra justo por la carretera que sale enfrente. El camino de acceso es un poco difícil, pues según vas subiendo está más deteriorado, por lo que es mejor subir andando.

Se trata de una roca que está en lo alto de la montaña, donde en una de sus paredes se hallan represtaciones de arte prehistórico. Son pinturas y grabados que corresponden al período Neolítico, probablemente la tumba de alguien.

Está rodeado por una verja para que nadie pueda estropearlo, y el paisaje desde allí es impresionante! Estaba el guarda allí, quien nos explicó con detalle las pinturas y grabados de la roca. Lo que resulta especialmente curioso, es que el sitio donde lo hicieron resulta ideal ya que está protegido por la propia roca, lo que ha contribuido a que haya llegado más o menos intacto hasta nuestros días al no haberse visto demasiado afectado por el viento o la lluvia.

Y desde allí, nos fuimos hacia la Playa de la Ballota, a disfrutar de las hermosas vistas desde el mirador de la Boriza. La vista es increíble... demasiado hermoso para decir nada... mejor verlo!

Dejando estas hermosas playas atrás, seguimos en dirección hacia Llanés, que es el pueblo principal de la zona y a cuyo concejo pertenecen todos. Ese día preferimos seguir en ruta, pues las playas nos tenían perplejos y preferíamos más naturaleza que núcleos urbanos... otro día lo veríamos más despacio.

Por lo que fuimos hasta la Playa de Barro, donde antes de llegar vimos su curiosa iglesia - cementerio sobre la marisma. Esta playa es de las que vimos la que más fácil acceso tiene para todo tipo de personas. Es increíble y el verla ya al atardecer, le daba un aire más mágico aún si cabe.

Lo que nos gustó como idea, es la ruta de cine que tiene diseñado el Concejo de Llanes. Ya que allí se han rodado muchas películas y series, han hecho una ruta donde te señalan los puntos donde se ha rodado algo... muy interesante y recomendable, no sólo para los amantes del cine, sino porque la mayoría de los sitios elegidos son preciosos.

Y ya desde allí, decidimos ir en busca de la casa rural donde habíamos reservado la habitación. Se encontraba en el pequeño pueblo de Riensana. Para ello, teníamos que ir hasta Nueva y desde allí ya salía la carretera... quien tenga algo de vértigo o miedo a las curvas, quizás no sea el entorno más recomendado... Nos parecía que íbamos hacia la nada... y es que este pequeño pueblo, se halla en un entorno privilegiado, en medio de las montañas, solitario, sin ruidos y con un paisaje inigualable.

El alojamiento se llama "Casa Encarna" y es una casita verde que está al lado de la carretera, lo decimos porque si alguno váis, no está señalizado como tal, de hecho a nosotros nos tocó llamar a la amable señora quien nos dijo donde estaba. La casa es muy grande y amplia, nosotros tuvimos la suerte de ser los únicos alojados por lo que pudimos elegir habitación y después comernos un bocata que llevábamos, en la sala de la televisión. La dueña, Yoli, es súper amable y un encanto de mujer.

Así acababa nuestro día, si la niebla lo permitía, al día siguiente visitaríamos Covadonga!

CONTINUARÁ...

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