5 may 2016

Seguimos por Lisboa

Decidimos levantaros pronto para que nos cundiera el día. Tras desayunar en el hotel tipo buffet, fuimos a la estación de metro más cercana que está en la Plaza Figueira a comprar el ticket para poder viajar todo el día por Lisboa. En el 2010 nos costó 3,70€ el billete para el día y 0,50€ por la tarjeta que es recargable... pero vaya que si lo usamos!

Y desde la Plaza de Figueira cogimos el tranvía 15 que nos llevará hasta la zona de Belém. Es un tranvía moderno y la cabecera está allí. Se pasa por la Plaza del Comercio, del Municipio, por unas grandes avenidas y se ve el puente 25 de Abril que cruza el Tajo y es muy chulo. Se pasa por Cais do Sodré que también tiene cercanías y ferrys.

Belem es un barrio ligado con la historia de Portugal, de sus playas salieron las naves de Vasco de Gama y a ellas volvieron. Las casas son más bajitas y parecen más de un pueblo de pescadores.

Bajamos en la parada del Monasterio de los Jerónimos, justo al lado está la famosa "Antigua pastelaria de Belem" conocida por sus pasteles de nata.


Es increíble la fachada del Monasterio de los Jerónimos! Este Monasterio es Patrimonio de la Humanidad. Lo mandó construir Manuel I en el emplazamiento de la capilla de la Virgen de Belén a la que acudían los marineros. Es un monumento grandioso por sus dimensiones (300 m de fachada), la duración de su construcción (150 años) y su coste (70 kg de oro). El Monasterio se confió a los monjes de San Jerónimo, con la misión de que rezarán por el rey y los navegantes.

Fue de los pocos edificios que se salvaron milagrosamente del terremoto, gracias a la ingeniosa estructura de las bóvedas, el edificio aguantó pero las estatuas se desmoronaron de los nichos y columnas.

Entramos primero a ver la Iglesia, que tiene un pórtico de entrada precioso. Según entras, están a los lados las tumbas de Vasco de Gama y de Luis de Camóes. Las columnas y el techo son preciosos y eso que sólo están elaborados en piedra!





En un lateral hay unas puertecitas, que luego nos enteramos que comunican con otras del claustro y que servían de confesionario, muy curioso! En los laterales del altar, hay varias tumbas reales que se distinguen por los elefantes que las soportan.

Y encantados con la Iglesia, salimos fuera. Justo a la derecha según sales, sacamos el ticket para ver el Monasterio. Cogimos un ticket que combinaba el Monasterio con la Torre de Belém por 8€.

El claustro es realmente increíble! Tan bonito que a penas sabes a dónde mirar... y muy blanco, lo debían de haber restaurado hacía poco porque parecía nuevo. El Claustro fue realizado por tres arquitectos distintos, pero lo cierto es que son tres estilos que se conjugan y solapan perfectamente. Sobretodo sobresale la famosa soga manuelina.







Al lado de la Sacristía, está la Sala Capitular que no dice nada y es bastante fea, con el sepulcro de un historiador en el centro. Cerca de allí, se halla un sencillo monumento conmemorativo con las cenizas del famoso escritor Pessoa.

Una parte comunica con el Coro Alto de la iglesia, que cuenta con una sillería sencilla y un Cristo crucificado que atrae mucho a los asiáticos. Lo mejor de ahí, son las vistas de la Iglesia... no nos cansamos de mirar, es preciosa!

Dimos una vuelta por la segunda planta del coro y dimos por finalizada nuestra visita a este bello lugar.

Desde ahí, tras admirar de nuevo la fachada del Monasterio, fuimos a la famosa pastelería a degustar los "pasteis" de nata. Según sales a la izquierda, ahí está. Los pastelitos ricos ricos, aunque más bien de crema que de nata. La pastelería es muy chula, con azulejos blancos y azules. Podéis ir tranquilos porque es enorme!


Y tan contentos, fuimos a la Torre de Belem. Antes vemos el Padráo dos Decobrimentos que está al lado del Tajo, para cruzar hay que pasar por un subterráneo. Este monumento conmemora la época de los descubrimientos portugueses. Al pie del monumento, un mosaico representa una brújula gigantesca que abarca el mapamundi. 


El monumento simula una proa de piedra, llena de personajes históricos a la zaga del importante Enrique el Navegante, hermano del rey portugués, y que fue el verdadero impulsor de las expediciones marítimas de Portugal.

Desde allí, se ve el Puente 25 de Abril que cruza el Tajo y al Cristo Rei, que está en la orilla de enfrente y que es una copia más pequeña de la de Río de Janeiro.

Desde allí, aun queda un tramo para llegar a la Torre de Belém que originalmente se llamaba "Castelo de Saó Vicente". Fue construida en 1519 para defender Lisboa de los ataques de los piratas, más tarde se amplio para la guarnición, luego sirvió de prisión y aduana.


Se accede a la Torre por una pasarela de madera, y está formada por un baluarte hexagonal y una torre cuadrada. Tiene mucha influencia árabe en su decoración, muchos escudos con la Cruz de Cristo (tiene los cuerpos iguales, símbolo que la Iglesia y el Rey tienen el mismo poder) y otros motivos manuelinos como la esfera armilar o las sogas.

Tras ver la Torre, cruzamos al otro lado de la calle por un puente y en la calle paralela es donde pasa el tranvía. Cogimos de nuevo el 15 para el centro. Lo dejamos en la Plaza del Comercio y desde allí fuimos hacia la zona de la Sé para buscar un sitio dónde comer.

CONTINUARA...

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