20 sept 2008

III Diario de nuestro Viaje a Nápoles y Costa Amalfitana, Abril 08

Viene de parte 1 y parte 2


DIA 5:

Tras desayunar en el hotel, ya con el estómago lleno, empezamos nuestro acercamiento a la Costa Amalfitana.


El primer sitio a donde nos dirigimos, fue al Fiordo de Furore. Para ello, paramos en la carreterra para ver la cala, en la que había un montón de pescadores y después de nuevo al coche, para subir hacia Furore.

Vaya subidita y vaya cambio de paisaje! Según subes, las curvas cada vez son más escarpadas y parece que de los pueblos costeros donde nos hallábamos, hubiésemos pasado a pueblos de montaña! Menudo frío y vaya niebla!




El pueblo de Furore es muy anodino, pero la subida merece la pena por el paisaje, lástima que el día no estuviese más claro, pues las vistas tenían que ser impresionantes!

Desde ahí, intentamos ir a Ravello, para ello fuimos hacia Amalfi y desde Atrani, cogimos la carretera que supuestamente llevaba a Ravello... pero llegamos a un pueblecito muy pequeño que estaba en la montaña y nada turístico, lo triste es que desde allí no se podía ir de ninguna forma a Ravello! Tras probar de nuevo a buscar la carretera para Ravello, con la paciencia agotada lo dimos por imposible y nos fuimos hacia Amalfi, postponiendo la visita a Ravello para por la tarde.


En Amalfi, aparcamos el coche en la carretera que bordea el pueblo, y andandito hacia el centro que estaba todo lleno de turistas. Lo primero que hicimos, fue pasear por sus callejuelas, que son como pasadizos bajo las casas y entre las casas, la verdad es que tienen mucho encanto y nos conquistaron totalmente.

Así llegamos a la Catedral, cuya escalinata estaba llena de gente sentada. Es impresionante su fachada! Fuimos a visitarla por dentro, y nos resulto una visita muy curiosa. Primero se visita el claustro, que le llaman "Claustro del Paraíso", en él hay varios restos de pinturas al fresco.


Desde ahí se pasa a la Basílica del Crucifijo, que antes era la Catedral y ahora es el museo. En ella hay objetos de mucho valor, y quizás lo que más nos chocó fue un ejemplar del Toisón de oro y una silla de viaje de tipo oriental, que no se sabe muy bien cómo llegó hasta allí.

Lo siguiente es la Cripta que estaba en obras de restauración. Ahí es donde guardan la cabeza y los huesos de San Andrés, patrón de Amalfi. Y por último, se visita la actual Catedral que es bastante bonita. Lo más curioso es el cuadro que narra el milagro de San Andrés y San Mateo, según el cual, salvaron a Amalfi de las naves de Barbarroja.

Tras nuestra visita a la Duomo, nos dedicamos a cotillear un rato por las tiendas y a buscar un sitio donde comer. No queríamos un lugar muy turístico, pues la comida deja bastante que desear y es más caro, así que seguimos un cartel de una trattoria que estaba más alejada del centro, y acertamos de pleno!

Se llama Trattoria San Giusseppe y es totalmente familiar, de hecho estaban en ella sentadas varias generaciones de la familia, un lugar súper auténtico y con una comida buenísima! Nosotros nos pedimos pasta alle vongole e frutti di mare y risotto alla pescatora, y para compartir una pizza y estaba todo buenísimo!!! Será uno de los sitios a los que nos encantaría volver y de los que mejor recuerdo nos dejaron.

Y después de tan rica comida, callejeamos un poco más y decidimos probar suerte de nuevo a buscar Ravello. Si nos fue tan difícil de encontrar, es porque la carretera normal que sale de Atrani estaba cortada, así que nos tocó ir por la ruta alternativa... vaya pasada! Dimos una vuelta de flipar, de hecho pasamos por pueblos que nada tenían que ver con la Costa Amalfitana... tardamos de hecho casi una hora en llegar a Ravello que se supone que esta justo encima de Amalfi!!!

La verdad es que Ravello está en un sitio privilegiado, en lo alto de las montañas, con el mar enfrente y las montañas justo detrás. En este pueblo hay dos Villas importantes, la primera que vimos fue Villa Rufolo que está al lado de la Duomo. Nos asomamos a los jardínes, pero como con el viajecito se nos había echado la hora encima, decidimos ir a ver la otra, Villa Cimbrone que por lo que decían era la que mejores vistas tiene.

Villa Cimbrone está a las afueras del pueblo, por lo que pasamos al lado de los dos Conventos de Ravello. Se notaba que esta localidad tenía un nivel económico más alto, las tiendas son mucho más exclusivas y se percibe también en la gente que reside allí. Para cuando llegamos a la Villa, eran las 18.30h y resulta que cerraban a las 19h así que al final no la vimos, porque pagar 5€ cada uno para no ver nada en media hora... otra vez será!

Una vez ya en el coche, de nuevo hacia a Amalfi. Lo que nos resultó muy raro es que la carretera que marcaba Amalfi no ponía nada de las obras, así que fuimos para álla. Al poco rato, había una señal de vía cortada, pero lo que nos mosqueaba es que si que venían coches en dirección contraria... así que decidimos arriesgarnos y continuar... y resultó que sólo había unas vallas con unas máquinas paradas, pero ni obra ni nada!!! Y por eso tuvimos que dar una vuelta de alucine!!! Si alguien va y sigue la obra, probar antes por si acaso...

Y antes de volver a nuestro hotel en Praiano, paramos en Amalfi para comprarnos algo de cena y al hotel a descansar que estábamos agotados.


DIA 6:


Nos levantamos tranquilamente, y es que ese día habíamos decidido ir a ver Positano que tiene fama además de por sus paisajes, por ser uno de los pueblos donde se vive de forma pausada y disfrutando del momento.


Positano está en dirección contraria a Amalfi, y todas las casas están colgando de la montaña mirando a la playa, la verdad es que es una de las postales más bonitas que hemso visto.

Como vimos que había coches aparcados desde el principio, y aparcar dentro por las pintas nos parecía imposible, decidimos aparcar en el primer hueco que vimos. Nos tocó subir un rato para llegar a una de las calles que bajan para el centro. Por las pintas, como aquel que dice hay dos calles, una de subida y otra de bajada, el resto son todo escaleras!

Decidimos bajar por una de esas callejuelas llenas de escaleras, vaya vistas! Hubiésemos sacado fotos de todo... eso sí, vaya dolor de piernas, un consejo, ir con calzado adecuado pues con tantas escaleras, se nota bastante! Nos pareció un pueblo precioso, pero no nos gustaría vivir en él, la verdad.


Tras bajar y bajar, llegamos a la playa. El agua tiene un color impresionante, sobre todo cuando le da el sol. Lo único que al ser la arena de color gris, hace que la playa no sea tan idílica. Alrededor de la playa, hay un montón de restaurantes y terrazas, se notaba que el turismo en Positano era más tipo playa si bien de lujo. Los turistas son sobre todo gente jubilada y parejitas.

Disfrutamos en una terraza del paisaje y de la vida relajada de sus gente, para dar después un paseo por la playa y visitar después la Catedral, que no tiene nada de especial.

Al final, decidimos irnos a comer a otro sitio porque no nos atraía mucho ningún sitio de Positano. Vaya subidita hasta el coche! Parecía que no íbamos a llegar nunca a arriba. Menos mal que mientras subíamos, íbamos disfrutando de unas vistas impresionantes y que por fin llegamos al coche!












Fuimos en dirección Sorrento, a lo largo de la carretera había un montón de gente vendiendo limones, limoncedros, naranjas y peperoncino. Pensábamos haber comido en algún sitio de la carretera, pero como no vimos ninguno que nos gustará, al final llegamos a Sorrento. Debimos ir por otra carretera porque tardamos mucho menos que el otro día.

Aparcamos el coche y fuimos hacia la plaza, estaba lleno de turistas! Comimos en un restaurante que venía recomendado en la guía, se llama Aurora. Nos pedimos dos pizzas que estaban bastante buenas y un café.

Y así dejamos Sorrento, esa tarde decidimos aprovechar las vistas del balcón de nuestro hotel a la Costa y descansar. Y ya a media tarde, fuimos a Amalfi a comprar los regalos para la familia y a cenar.

No somos dados a comentar nuestros regalos pues creemos que es algo muy personal de cada uno, pero en esta ocasión si que nos gustaría recomendaros que compraráis crema de limoncello artesana y bombones con crema de limoncello por dentro, ya que realmente están buenísimos!

Para cenar elegimos la Trattoria Baracca que está en una plaza. Nos pedimos un risotto alla pescatora para los dos... buenísimo! Os lo recomendamos.

Y tan contentos para el hotel a descansar que aún nos quedaban unos días de viaje... CONTINUARA...

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