5 dic 2009

Diario de nuestro Viaje a Egipto VII


Seguimos nuestro relato de nuestro viaje a Egipto, que habíamos dejado cuando habíamos llegado a un acuerdo con el taxista Sami para que nos llevará a Saqqara.

Vaya coche! Parecía que se iba a romper en mil pedazos en cualquier momento y por dentro no lo había limpiado desde que lo compró! Sami no paró de hablar con su español chapurreado, pero era muy majete y gracioso. Nos dijó que le gustaba llevar españoles y nos enseñó un libro, donde tenía un montón de firmas y dedicatorias de clientes, y en el súper móvil que tenía, tenía varios vídeos de gente cantando... es la pera!

Lo cogimos para ir y volver de Saqqara al Cairo, pero él nos dijó que nos llevaba después si eso al Khalili, incluso si queríamos a otro mercado menos famoso. Tras un tira y afloja, nos pusimos de acuerdo en horas y precio. Así que al final lo haremos así, a ver que tal. Sami nos dijó que a él también le interesaba cogernos al día siguiente para ver el Cairo... ya veríamos.

Vaya tráfico y vaya caos de ciudad. De tres carriles hacen 6 y se meten por todos lados... creemos que no podríamos vivir allí, al menos no conduciríamos ni locos!

Tardamos una hora en llegar, pero más que por la distancia por el tráfico que hay. Lo que nos resultó muy curioso, es que según nos alejamos del Cairo, empezó el campo! Vaya contrastes!

Saqqara es un complejo arqueológico enorme, y es una necrópolis, la más antigua. Y es que allí están enterrados todos los faraones del Imperio Antiguo que reinaron en la vecina Menfis. Estaba claro que no nos daba tiempo a verlo todo, así que tras sacar la entrada, Sami nos llevó hasta el complejo de Zoser.

Ahí es donde se encuentra la famosa pirámide escalonada. La realizó el arquitecto Imhotep para el faraón Zoser, y es la primera pirámide y el primer monumento en piedra de Egipto y del mundo, aunque de lejos parece que estuviera hecha de adobe por la erosión y el tiempo.


Esto si que estaba en medio del desierto, no nos extraña que aún hubiese tantas excavaciones en marcha por la zona.

Dejamos a Sami en el parking y entramos a verlo. Por las pintas, eramos los únicos que lo estábamos visitando por nuestra cuenta, todo el mundo iba en grupo y con su guía... de verdad, no resulta nada peligroso ni difícil hacerlo por libre!

Según entras, tienes que pasar por un templo que estaba lleno de turistas. Y según sales, ahí está la pirámide escalonada... es preciosa! Hay una gran explanada delante, y en un lateral diversos templos que la verdad, se hallaban muy mal conservados. En el otro lado, había aún muchas excavaciones y varias mastabas, aunque estaban cerradas.

Qué bien! Se veía de lejos el complejo de Dashur, donde está la Pirámide Roja y la Pirámide Romboidal. Estas son más modernas que la de Zoser, pero más antiguas que las de Gizeh, por eso aún no son perfectas.

Dimos una vuelta por los templos, a lo lejos también se veía otro grupo de pirámides. Una lástima, lo mal que estaba indicado todo. Imaginamos que será porque entre que no va mucha gente hasta allí y que encima será una lucha constante con el desierto... así estaba.

Si algún día volvemos, nos gustaría poder visitar este complejo con más calma y visitar esas otras pirámides que seguro que son muy interesantes y más reales casi que las de Gizeh, por lo menos, más auténticas y menos plagadas del turismo.

Volvimos al coche donde nos esperaba Sami. De vuelta al Cairo y con dirección al Khalili. Resulta curioso el contraste entre la zona de antes del Cairo y la ciudad en sí... con sus puestos a pie de carretera, donde comprar fruta, alfombras... cualquier cosa!









El tráfico en el Cairo es horrible! Vaya ciudad de contrastes y de casas de todo tipo. Ya se veía desde lejos la Ciudadela con la Mezquita de Alabastro... impresionante! Al día siguiente la visitaríamos con calma...



Sami aparcó cerca del mercado y quedamos allí con él en un par de horas. Qué de gente! Estaba lleno de vida y de tráfico... Madrid a su lado es el paraíso de la calma!

Llegamos a una plaza, donde ya se apreciaba del todo que ese era un lugar de encuentro y de ocio de muchos cariotas. Cerca había un par de mezquitas, pero no son de las más relevantes de la ciudad.

Fuimos hacia las callejuelas, adentrándonos de lleno en el Khan al Khalili, que data del siglo XIV, si bien ahora este gran bazar está basado principalmente en el turismo. Qué de gente y qué de cosas! Lo malo es que allí no te dejan mirar tranquilo, como te pares, te medio acosan para que compres... pero bueno son así.

Callejeando dimos con el Fishawi o el Café de los Espejos. Es uno de los más famosos del Cairo y de los más antiguos. El local en sí es enano, un pasillo, pero se han adueñado del callejón donde está para poner más mesas. Lo cierto es que es bonito con tanto espejo y el ambiente es de lo más curioso con vendedores de todo por las mesas.
Nos sentamos al lado de unos holandeses, y nos pedimos una sisha y unos tés a la menta... casi te sirven según pides, lo malo es que hay muy poco espacio! El té estaba buenísimo y la sisha nos costó cogerla un poco el truco de fumarla, sobre todo a María... pero la experiencia es grata y muy divertida.

Y más relajados con la sisha, fuimos en busca de la tienda del tal Jordi. Es un egipcio que sabe español y que aparece en todos los foros de viajes de Egipto, más que nada, porque ahí no hay regateo sino precios fijos, lo cual se agradece.

Al final un chico nos ayudó a encontrarla en ese galimatías de callejuelas y rincones, y es que no está a pie de calle sino en un patio de un edificio en la primera planta. Lo mejor de esta tienda es lo de los precios fijos y que no te agobian, porque tampoco es que tenga gran variedad, pero bueno, nos apañó con casi todos los regalos que teníamos en mente...

Y desde allí, fuimos al encuentro de Sami que ya no estaba esperando. Ya estábamos muy muy cansados. Lo mejor fue que no arrancaba el coche, así que nos tocó empujar y todo! Toda una experiencia coger un taxi en el Cairo, de lo más recomendado!

Sami nos propusó que antes de llevarnos al hotel, fuesemos a un sitio de perfumes que él conocía y que eran más baratos. Fuimos para allá. El hombre nos dijó que le llamáramos Abibi que significa amigo, vaya verborrea que tenía! A Alberto le recordó a los viejos charlatanes de antaño, es que no paraba! Al final nos compramos unos cuantos, para nosotros, familia, de lavanda para el dolor de cabeza de María y otro para perfumar la casa... y listos.

Y ya de camino al hotel, que estábamos muertos... Al final llegamos a un acuerdo con Sami, para el día siguiente y visitar el Cairo, así que le veríamos de nuevo a la mañana siguiente.

Cuando entramos en el hotel, había una boda y por las pintas de gente de dinero. Qué curioso todo! Nosotros camino de la habitación, nos encontramos con la novia... qué raro todo!

Y ya en la habitación, tras reponernos un poco, decidimos bajar al sitio de comida rápida de al lado del hotel, para comprar algo y comerlo tranquilamente en la habitación. Así que dicho y hecho. Nos compramos una especie de kebap y unos falafel, no estaba malo, quizás para nuestro gusto demasiado especiado y con mucho aceite.

Y tras una ducha más que reconfortante... a descansar, al día siguiente nos esperaba El Cairo, a ver si nos daba tiempo a ver todo lo que teníamos pensado...

CONTINUARA....

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