DIA 10:
Tras desayunar en el albergue, nos dirigimos a la Agencia donde habíamos contrato la excursión para ese día, los Lagos de Montebello y las Cascadas del Chiflón. Al ser bastantes, en lugar de llevarnos en una furgoneta nos cambiaron a un minibus, mejor así.
San Cristobal de las Casas es increíble, además de sus gentes, calles y tener el cielo súper azul, todo su alrededor está lleno de pinares, y en uno de ellos fue nuestra primera parada para ver las Grutas de San Cristobal.
Sorprenden estas grutas, no por las estalactitas que tienen, que no son ni mucho menos de las más espectaculares que hemos visto, sino porque son muy altas y muy profundas, aunque hay que llevar mucho cuidado de no resbalar. Las grutas están dentro de un área de ocio, así que es un buen sitio donde pasar el día.
Y de nuevo al minibus, vaya carreteras llenas de curvas y "vibradores", encima ese día nuestro conductor no parecía muy bueno...
Nuestra siguiente parada fueron las
Cascadas del Chiflón, que están dentro de un parque con área recreativa. Se trata de varias cascadas, en la primera parte dejan bañarse y tienen para hacer barbacoas justo al lado de la orilla del río, muy bonito. Allí nos dejaron tiempo libre para que cada uno hiciese lo que quisiera, bañarse o ver las cascadas, nosotros preferimos visitarlas.
Subimos por el camino que conduce a la cascada más alta e importante, la cuesta se hace dura y para variar con escaleras... menos mal que de vez en cuando parábamos para ver las cascadas que hay en el camino.
El último tramo se hace un poco duro pero al final llegamos, y desde luego merece la pena, es precioso! Eso si, te empapas del agua que cae y para bajar del último mirador hay que llevar mucho cuidado para no resbalarse.
La bajada es mucho más sencilla y ya casi al final, aprovechamos para comernos un tentempié que llevábamos mientras disfrutábamos de tan bello entorno natural. Eso sí, nos calamos enteros! Os lo avisamos, pues sería bueno llevar una camiseta de repuesto si no queréis costipar como nos paso a nosotros... Pues entre la calada y el aire acondicionado del minibus, lo justo.
Desde las Cascadas nos dirigimos a los Lagos de Montebello, hay un tramo en bus y las carreteras tampoco son del todo buenas. Por allí pasamos por una zona llena de cafetales y el guía nos explicó cual era la planta exacta del café.
Los
Lagos de Montebello están dentro de un Parque Nacional y son unos 50. Lo más interesante es que muchos tienen colores diferentes, ya que depende de la piedra que tengan abajo.
Primero paramos en una zona desde la que se pueden ver tres lagos, cada uno de una tonalidad, uno verde, otro gris y otro de un azul esmeralda precioso.
De ahí fuimos a otro lago, donde aprovechamos a comer. Ese lago es mucho más grande y tiene una islita pequeña en el centro. Antes de nada, comimos en uno de los puestecillos que había. El sitio era muy auténtico, nos pedimos unas quesadillas con queso y chorizo que vimos hacer en directo, muy ricas, aunque la verdad es que nos ahumamos un poco. Allí compramos un café que era artesanal y chocolate puro, buenísimo! Si bien el chocolate es más dulce que el de aquí.
En este lago si quieres puedes dar un paseo en barca o en canoa, nosotros preferimos disfrutar el paisaje. Increíbles los cambios de tonalidades del agua según le daba el sol al agua...
Justo cuando nos montamos en el minibús, empezó a llover, qué suerte! Además allí cuando llueve parece casi el diluvio! Por suerte no duró todo el viaje, porque sino entre las carreteras y la lluvia hubiese sido un viaje difícil.
De camino a San Cristobal, pasamos por Comitán que por lo que dicen tiene un centro colonial muy bonito, pero el guía nos dijó que íbamos con retraso y que las calles del centro eran muy estrechas... así que nos quedamos con las ganas... así tenemos excusa para otro viaje.
Cuando llegamos a San Cristobal con retraso, nos tomamos unos cafés para entrar en calor y nos vamos al albergue a descansar un rato. Y descansados un rato, fuimos al Mesón del Taco a tomar nuestra última cena en San Cristobal. Y allí seguían sorprendidos por nuestra presencia pero bueno, la comida es deliciosa!
Y tras cenar, paseamos un rato por el centro, si bien esa noche no había mucho movimiento. Y a la camita que al día siguiente nos esperaban muchas horas en bus, desde San Cristobal de las Casas hasta Playa del Carmen!
DIA 11:
Nos levantamos y tras recoger nuestras cosas, dejamos las mochilas en la consigna para irnos de compras por San Cristobal, disfrutar nuestras últimas horas en esta hemosa ciudad.
La mayoría de los regalos los hicimos en el Mercado de los Indígenas, si bien también caímos en la tentación de las tiendas del ámbar que hay en el andador, y una tienda de artesanía que habíamos visto, y tan contentos!
El resto de la mañana estuvimos haciendo tiempo, tomando un café y paseando por la Plaza del Ayuntamiento. Ese día decidimos volver a la crepería del día anterior porque Alberto no tenía muy bien el estómago tras la calada de las cascadas, muy rica la comida. Y al albergue!
De camino al albergue, fuimos despidiéndonos de las calles de San Cristobal... qué penilla, porque la verdad es que nos encantó todo de esta ciudad!
Ya con nuestras cosas, cogimos un taxi para llegar a la estación. Lo que nos chocó mucho es que nos cogieron las mochilas en plan tipo aeropuerto, nos tocó esperar un poco más el bús porque venía de otro sitio y lleva algo de retraso. Vaya autobús! Los asientos son el triple de espaciosos que los del avión, te dan un refresco y cascos al entrar gratis, vamos que la atención muchísimo mejor que la de los aviones!
El viaje pasó de película en película, con alguna parada para poder ir al baño... y así hasta Palenque. Qué bofetada de calor al bajar para cenar algo! Nos compramos unos perritos calientes en el puesto que había allí mismo, muy buenos... Y de vuelta al bus, que aún nos quedaba un largo viaje por delante... Menos mal que al final conseguimos dormir casi toda la noche!
Nuestra siguiente parada fueron las Cascadas del Chiflón, que están dentro de un parque con área recreativa. Se trata de varias cascadas, en la primera parte dejan bañarse y tienen para hacer barbacoas justo al lado de la orilla del río, muy bonito. Allí nos dejaron tiempo libre para que cada uno hiciese lo que quisiera, bañarse o ver las cascadas, nosotros preferimos visitarlas.
Los Lagos de Montebello están dentro de un Parque Nacional y son unos 50. Lo más interesante es que muchos tienen colores diferentes, ya que depende de la piedra que tengan abajo.
De ahí fuimos a otro lago, donde aprovechamos a comer. Ese lago es mucho más grande y tiene una islita pequeña en el centro. Antes de nada, comimos en uno de los puestecillos que había. El sitio era muy auténtico, nos pedimos unas quesadillas con queso y chorizo que vimos hacer en directo, muy ricas, aunque la verdad es que nos ahumamos un poco. Allí compramos un café que era artesanal y chocolate puro, buenísimo! Si bien el chocolate es más dulce que el de aquí.
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